AEGC lleva años denunciando el mal estado de la mayor parte de los cuarteles de la Guardia Civil y la Comunidad de Madrid tiene muchos ejemplos de ello.
Como el Puesto Principal de Navalcarnero donde sufren sus deficiencias y su deplorable estado de conservación guardias civiles y ciudadanos por igual.
Un edificio muy alejado de la sostenibilidad y eficiencia energética que tanto se empeña en vender a la opinión publica el Ministerio del Interior empeñado en invertir dinero en IMAGEN mientras deja que los puestos se vayan cayendo de viejos cada año un poco más.
La Guardia Civil del futuro, pionera en eficiencia energética y sostenibilidad con viejas ventanas de madera del siglo pasado que en invierno dejan pasar el frio y la humedad y en verano el calor sofocante del exterior. Un edificio en el que los guardias civiles allí destinados han pasado lo más duro de la pandemia hacinados en oficinas pequeña, nada que ver con lo que recomendaban las autoridades sanitarias.
Un cuartel que tampoco cumple con las medidas de integración de las personas con discapacidad ya que no está preparado para las personas con problemas de movilidad ni una rampa para salvar las escaleras de acceso, pasillos estrechos y más escalera estrechas para acceder a la planta superior y tampoco cuenta con una sala de espera para la oficina de atención al ciudadano, así que los vecinos que tienen que acercarse ha realizar cualquier diligencia o esperan de pie dentro del edificio o en la calle.
Mención a parte merecen las instalaciones destinadas al personal femenino que tienen un vestuario que además hace las veces de trastero del puesto donde se almacenan sofás, material de la guardia civil, aparatos de aire acondicionado, sillas de oficina viejas, calefactores o trastos viejos de los propios agentes.
Un vestuario en el que se da una paradoja, a pesar de guardar dos climatizadores carece de calefacción por lo que las nueve agentes tienen que cambiarse en invierno en una instancia helada. Esta dependencia tampoco pasaría la revisión de riesgos laborales por el mal estado de suelo, levantando en muchos puntos y por el pésimo estado del baño sucio, con humedad y moho. En cuanto a las taquillas algunas son de tela y otras han tenido que ser las propias agentes las que las han comprado.
Ante la visión de muchos de nuestros puestos en AEGC consideramos que los 396 millones de euros que el ministro Marlaska quiere destinar a hacernos pioneros en sostenibilidad y eficiencia es más una tomadura de pelo. Nuestras necesidades, desgraciadamente, aún están muy lejos del Plan de Transición Energética: difícilmente se hace un edificio sostenible cuando está asediado por la humedad, el frio, la suciedad.