Un taxista y un vigilante podrían estar perfectamente asociados a la terminal 4 del aeropuerto de Adolfo Suarez Madrid Barajas, pero en este caso no es eso lo que los une
No es la profesión ni el lugar lo que une entre sí al taxista Lisardo, con el vigilante Alejandro y con la T4 de Madrid, sino la fecha del 30 de diciembre, de diferentes años.
El taxista
El 30 de diciembre de 1978, la banda terrorista ETA acababa con la vida del taxista Lisardo Sampil Belmonte en Yurre (Vizcaya) mientras esperaba que llegara algún cliente.
A las 17:50 horas se acercó un vehículo a Lisardo, del que se bajó un terrorista con un pasamontaña y sin que Lisardo pudiera percatarse, le disparó por la espalda a bocajarro.
Nada pudieron hacer por salvar su vida. Dos disparos le alcanzaron en la cabeza y tres en el corazón y costado.
Lisardo fue asesinado por ser según la banda terrorista “colaborador y confidente de las fuerzas de ocupación de Euskadi” y “puente entre el pueblo y la Guardia Civil, Policía Armada y Cuerpo General de Policía”.
Lisardo Sampil Belmonte, tenía 49 años, estaba casado y tenía una hija de 22 años y un hijo de 17. Era natural de Orense, si bien llevaba 22 años residiendo en Yurre.
El vigilante
El 30 de diciembre de 1985, la banda terrorista ETA asesinaba en Lasarte (Guipúzcoa) a Alejandro Sáenz Sánchez, jefe de vigilancia de la factoría Michelín y exguardia civil.
Era poco antes de las ocho de la mañana, cuando se dirigía a su trabajo andando, en lo que iba a ser su último día de trabajo al haberse acogido a la jubilación anticipada.
Ante de llegar a la factoría, dos o tres terroristas descendieron de un taxi robado lo asesinaron a tiros.
Alejandro cayó de cara sobre la acera con la cabeza destrozada por los disparos, donde posiblemente le remataron al encontrar una bala debajo de la cabeza, aplastado contra el suelo.
Alejandro Sáenz Sáchez, tenía 58 años, era natural de Garranzo (La Rioja). Estaba casado y tenía un hijo. Durante trece años fue guardia civil, llegando al grado de sargento, si bien había abandonado el instituto armado 22 años antes de ser asesinado.
La T4
El 30 de diciembre de 2006, la banda terrorista ETA, hacía estallar una furgoneta bomba en la terminal 4 del aeropuerto de Madrid.
La explosión destrozó el módulo D del aparcamiento, matando a dos personas de nacionalidad ecuatorianas, Diego Armando Estacio Sivisapa y Carlos Alonso Palata Sailema.
En el momento de la explosión estaban durmiendo en sus vehículos esperando la llegada de sus familiares al aeropuerto.
El atentado también ocasionó heridas a más de cuarenta personas, entre las que se encontraban miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad que estaban desalojando la terminal.
Según la sentencia de la Audiencia Nacional, uno de los etarras, Igor Portu, realizó una llamada avisando de la explosión a las 09:00 horas, añadiendo “No intenten desactivarla, sería un error”.
Diego Armando y Carlos Alonso no se dieron cuenta de la orden de desalojo del aparcamiento, quedando sepultados por los escombros que ocasionó la explosión.
Los cuerpos no pudieron recuperarse de debajo de los escombros hasta el día 4 y el 6 de enero.
Diego Armando Estacio Sivisapa, nació en Machala (Ecuador) y tenía 18 años.
Carlos Alonso Palate Sailema tenía 35 años y estaba soltero. Originario de San Luis de Picaihua (Ecuador) tras la muerte de su padre emigró a España en 2002.
#NiOlvidoNiPerdón