Desde que el coronavirus, COVID-19, se ha instalado en nuestro país, me he vuelto a percatar de lo grandes que somos los españoles. De porqué nos diferenciamos del mundo anglosajón, y que nos permite, probablemente, tener un estilo de vida que es uno de los más longevos y sanos en este planeta Tierra: El cuidado de nuestras familias, el apego a los amigos, la ayuda a quien la necesita… En resumidas cuentas, el contacto humano.
Que en España no es baladí, todo hay que decirlo… A las estrictas medidas tomadas por el Gobierno a fin de que el bicho no campe a sus anchas, ha respondido la ciudadanía confinándose en sus casas con valentía, haciendo gala del talento para el canto unos, de DJs otros, de maestros de juegos los más y todos sumados y asomados a las terrazas de las viviendas, nos animamos unos a otros.
En lo más crudo de la tasa de contagio, cuando los hospitales y los sanitarios estaban más desbordados, han salido iniciativas a diversas horas del día, a fin de hacer sentir a todos los que estaban y están en primera línea aportando su trabajo, su físico y su salud, el calor y el agradecimiento de los que están confinados, a fin de parar los gráficos que día a día nos transmiten los medios de comunicación y el Gobierno en relación a los contagiados y muertos.
Y el que más repercusión ha tenido, sin duda, es el aplauso de las 20:00 desde los balcones y ventanas a nuestros sanitarios.
Sanitarios a los que el COVID-19 ya se ha cobrado peaje humano en el cuerpo a cuerpo entablado. Cuerpo a Cuerpo que se ha extendido a otras profesiones, que han y están garantizando que este confinamiento no salte por los aires: Cuerpos de Seguridad del Estado, Militares, Policías Locales y Autonómicas, Vigilantes de Seguridad, Bomberos, personal de limpieza (públicos y privados), conductores de camiones y furgonetas, tiendas de alimentación y su personal indispensable, Farmacias… Todos aquellos a los que el Gobierno ha solicitado su concurso para sacar adelante a este país. Aplausos devueltos hacia la población confinada en la misma medida, en una rueda de retroalimentación generosa y positiva.
Pero hete aquí, que empiezan a circular notas anónimas (porque a la cara no son capaces de decirlo) más o menos directas, que piden a esos mismos profesionales que se están dejando la piel, que “intenten buscar otra vivienda”, cuando no “rata contagiosa”, “vete” o “pírate del barrio” -del barrio, nada más y nada menos-… Sanitarios, Policías, Vigilantes de Seguridad, cajeras, a los que sus vecinos han buscado todos los días para preguntarles por una oferta del Supermercado, por un “te dejo un currículum” o ¿Qué hay que hacer para ser Vigilante de Seguridad?, o ayuda ante una agresión o multa, o recibiendo las mascarillas que buenamente ha podido facilitar a sus vecinos, hoy se encuentran con notas anónimas amenazantes, con un denominador común, el miedo y el desconocimiento.
Y estoy convencido que parten de los mismos que buscan la picaresca para saltarse el confinamiento. Últimamente a los perros les están haciendo las revisiones de los 40.000 km., las bolsas de la compra vacías se están aprendiendo el callejero y opositarán en la próxima convocatoria de Correos.
Hay que ser mala persona, cuando no directamente miserable, para pedirles que se marchen de sus casas. La premisa podría también ser al revés: Oigan, que yo vivo aquí y que, si de verdad me creen tan insensato como para no tomar las precauciones necesarias para evitar traer a mi casa el coronavirus, váyanse ustedes. Pero no, a ese profesional ni se le pasa por la cabeza semejante majadería.
Pero no todo es negativo. También están surgiendo con fuerza los mensajes positivos. Cito textualmente:
“Hola Vecina. Sabemos que trabajas en el Hospital, en la primera línea de batalla y queríamos decirte que:
• Si necesitas que compremos para ti en el Supermercado, nada más que lo pidas.
Entendemos que trabajas turnos largos y te apetecerá poco hacer colas para comprar.
• Si necesitas que limpiemos por ti tu casa, porque llegarás agotada de horas y horas al pie del cañón, dínoslo (se nos da bien coger la lejía, los guantes y las mascarillas).
• Si necesitas llorar o reír, en las ventanas nos encuentras para todo. Aquí nos tienes.
Por nuestra parte es un privilegio tenerte al lado. Nunca rociaremos el camino hasta tu casa de nada que no sean pétalos de rosa y aplausos.
¡¡Te queremos, Rosa!! (tus vecinos del 4º y muchos más)”
Me quedo con esto. Porque mensajes como éste, son los que de verdad nos hacen ser el gran país que somos.
Desde la Asociación Nacional de vigilantes de Seguridad, Especialidades y Guardas Rurales ARSEPRI, nos sumamos a los vecinos del 4º de Rosa, a los que felicitan cumpleaños con tartas a aquellos que estamos en primera línea de frente, a los que les preguntan en qué les pueden ayudar para facilitarles su labor, los que con una sonrisa les dicen:
¡¡Qué bien que ya estás en casa!!
Miguel Ángel González Cuetos para h50 Digital Policial. (Portavoz de comunicación de ARSEPRI y portavoz por la comunidad de Madrid de ARSEPRI ).
olé
Fantástico artículo!!!! Ánimo y fuerza para todos!!!!