Han pasado solamente tres semanas desde la celebración de las elecciones generales en España y el ruido generado por el resultado obtenido está atrayendo no solo a periodistas dedicados a la política, a políticos dedicados al periodismo, sino también a quienes se empeñan en destruir a toda costa las sociedades democráticas, el europeísmo y el estado de bienestar social occidental como lo conocemos hoy en día.
Si atendemos a factores geoestratégicos y de seguridad nacional e internacional la situación política y económica que vivimos en España deja a nuestro país como una presa agonizante en medio de una inmensa manada de buitres que esperan con ansia a que llegue el final y caigamos a la tierra para ser objeto de la voracidad más salvaje.
La imagen de debilidad democrática y de descontrol institucional que España está dando en el resto de Europa y del mundo sirve para tomar referencias sobre lo que está ocurriendo y utilizarlo siempre en nuestra contra. Está demostrado que en países donde existe inestabilidad política o gubernamental y donde por parte de movimientos radicales y secesionistas se ejerce una acción beligerante contra el estado es mas sencillo sufrir ataques o injerencias externas maliciosas intencionadas. Los motivos pueden ser económicos, estratégicos, de conflicto social o incluso con afán de boicot o cambio de gobierno.
Los servicios de inteligencia de los países desarrollados están altamente capacitados para detectar ataques de cualquier índole, pero la seguridad total no existe y los atacantes siempre encuentran una manera de entrar, bien por un fallo del sistema o porque alguien ha dejado una puerta medio abierta. Los caballos de Troya actualmente pueden ser desplegados en cualquier parte del mundo, da igual si es de forma digital, biológica, inmigratoria o militar.
Las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado también toman nota de todas éstas cuestiones con la misión clara de poder ser eficaces en la tarea de una exhaustiva protección a todos los niveles. Es obligatorio analizar nuestra situación como país sin perder la perspectiva global. En el momento que estemos centrados solamente en lo que nos atañe dentro de nuestras fronteras, nos volveremos un poco más ciegos y débiles reduciéndose nuestra capacidad de reacción.
Potencias militares y geoestratégicas como son Rusia o China están siempre con el visor óptico puesto en aquellos países donde les interesa generar malestar. Ningún país de la Unión Europea está exento de ser objeto de vigilancia y por qué no decirlo, de servir como laboratorio de ensayos para ser desarrollados en otros escenarios.
En nuestras carnes hemos sufrido las injerencias rusas durante el golpe de Estado secesionista del 1 de octubre, cuando el gobierno del kremlin ofreció ayuda militar a las autoridades golpistas catalanas. Ya conocemos la respuesta de la Unión Europea al respecto… el más absoluto silencio, o como mucho una queja en una de esas comisiones tan aburridas en Bruselas cuando las sesiones se encuentran en tiempo de descuento.
Con el grupo Wagner apostado en la frontera de Bielorrusia a cincuenta kilómetros de Polonia cualquier escenario bélico es de esperar. Cuánto mayor inestabilidad y pérdida de tiempo a la hora de formar gobiernos e instituciones fuertes, mayor son las posibilidades de sufrir ataques.
Las guerras actuales y las del futuro cada vez se van pareciendo menos a las del pasado. Se ha pasado de recorrer trincheras a negociar en las terminales de los puentes aéreos. Se cambian armas y fusiles por software maliciosos y ataques cibernéticos. Se cambia la infantería uniformada por barcos nodriza cargados de pateras que después de haber cobrado una cuantiosa cuota serán dejadas a su suerte en mitad del mar.
Abramos los ojos y estemos atentos a lo que está por venir.
Reacción proporcionada en “arma?” Y revoca sobre la inmovilización del detenido. VIVA ESPAÑA, los FFCCSE y especialmente a la G Civil, que la quieren hundir. VIVA LA GUARDIA CIVIL 🇪🇸