En 1983, un policía local de la ciudad de Salt Lake (Utah, EE.UU.) publicaba en la revista SWAT un artículo titulado “How Close is Too Close?” (¿Cuánto de cerca es demasiado cerca?). El contenido trataba de profundizar sobre el riesgo en un enfrentamiento armado entre un arma blanca y un arma de fuego.
El análisis firmado por Dennis Tueller derivó en una “regla o teoría” con el sello de su apellido. Las enseñanzas de Tueller comenzaron desde entonces a formar parte del vademécum policial en medio mundo siendo también conocida como “regla de los 21 pies”, pero…
¿Necesitamos establecer una distancia para medir la respuesta ante un ataque con cuchillo?
Tueller nunca fue defensor de fijar una distancia concreta para medir la respuesta hacia el atacante. Este autor incidió más bien en la evaluación de una zona de riesgo en base a un ataque de cuchillo frente a pistola analizando diversos factores que influyen en los tiempos de reacción. Un conjunto de pormenores que guardan relación directa con el nivel de alerta táctica del policía.
¿Están los policías españoles preparados para hacer frente a estas agresiones?
Este miércoles saltaba a los medios un vídeo de una intervención policial en Carabanchel donde un individuo atacaba a una policía en su primer día de prácticas con un cuchillo. afortunadamente, la actuación de los agentes finalizó neutralizando con eficacia al atacante y sin lamentar la pérdida de ninguna vida. Varias fueron las alabanzas y varias fueron las “críticas de sofá” vertidas en las redes sociales, lo que si es cierto que la actuación de los policías se resolvió de forma impecable y proporcional.
La Policía Nacional entrena a los agentes para abordar los enfrentamientos armados según los objetivos fijados en el Plan Nacional de Tiro, cuya implantación se remonta a los años 80. Esta preparación es fundamental para el buen desarrollo de la función policial, para adquirir medidas de seguridad y establecer un planing de prácticas con el arma reglamentaria.
¿Es suficiente la formación táctica para abordar estas situaciones?
Pocos se han preguntado sobre el nivel de entrenamiento de los agentes que intervinieron en Carabanchel, menos aún han deparado sobre su preparación psicológica previa o incluso posterior ante las posibles secuelas que pudieran derivarse de su actuación.
Usa un arma para apuntar a una persona con el temor, duda, certeza o convicción de que vas acabar con su vida no es una tarea fácil ni tampoco una divagación fruto del miedo ni cuanto menos de un asesino. Este debate intelectual es más bien propio de una persona con un elevado grado de humanidad, cordura y sensatez que ha adquirido el compromiso, tanto con su profesión como con la sociedad a la que sirve, de portar un arma y no dudar en usarla si con ello evita males mayores.
Este complejo conjunto de factores derivan en la necesidad de la implantación de un protocolo de evaluación psicológica previo y posteriori a las intervenciones para que los agentes que se exponen a enfrentamientos armados durante su vida laboral o ante situaciones límite como esta pueda afrontarla con garantía. ¿Por qué tan importante el factor psicológico? porque al fin y al cabo, un policía es un humano.
¿Son suficientes las prácticas de tiro como entrenamiento ante enfrentamientos armados?
Un cuchillo puede plantearse a priori como un arma menos contundente que una pistola. Sin embargo, la práctica y la experiencia (en algunos casos trágica) ha demostrado que el poder mortal que puede alcanzar el uso de una hoja afilada contra el cuerpo de un ser humano puede tener mayor poder letal que el impacto de una bala.
Ante estas situaciones conviene que se establezca un “plan de acción y respuesta” que no solo se reduzca a vaciar cargadores delante de siluetas estáticas de papel en posición crunch, sino que también que se incluya: preparación psicológica, recorridos de tiro, entrenamientos grupales, simulacros, prácticas en seco…
“La formación de los policías no solo vale para enriquecer su currículo sino también para salvar su vida y la de los demás.”
Surge también el debate sobre si un arma de fuego es el elemento ideal para resolver conflictos armados en un entorno urbano, incido en el entorno urbano por la posibilidad de obstáculos o personas inocentes que puedan cruzar en la línea de tiro. Llegado aquí es cuando nos preguntamos por qué no se dota a los agentes de taser, un arma no mortal capaz de neutralizar al objetivo a corta distancia reduciendo el riesgo de lesiones graves para su vida y para la de terceros.
Los entrenamientos policiales deben salir de las galerías para hacer frente a situaciones complejas a partir de una práctica basada en simulacros y desarrollo de casos prácticos reales.
Los agentes deben dotarse de medios acordes a una policía del siglo XXI.
La psicología es una pieza fundamental de la labor policial
Tueller rehuía hablar de una distancia fija para determinar el uso de un arma de fuego frente a un ataque con arma blanca. Quizás porque era conocedor del peligro en primera persona y ello le sirvió para preguntarse varias veces cómo sería la preparación idónea con la que un policía fuese capaz de resolver un enfrentamiento de este tipo con éxito. Quizás haya que unir factores psíquicos, tácticos y materiales para resolver de una vez por todas esta ecuación con éxito.