El grupo gestionaba una plantación de 2.271 plantas en una finca con varias medidas de seguridad con el fin de evitar que otras organizaciones criminales pudiesen asaltarles para sustraerles la droga
De los cinco arrestados, dos hacian tareas de vigilancia en puntos de vigilancia para detectar posibles acercamientos de otros grupos en la parcela mientras los otros tres descansaban
Durante la entrada y registro los agentes encontraron varias armas de fuego, largas y cortas, además de armas blancas y objetos contundentes
Agentes de los Mossos d’Esquadra de la División de Investigación Criminal (DIC) de la Región Policial Camp de Tarragona han detenido a cinco hombres, uno de nacionalidad española y cuatro marroquíes, como presuntos autores de un delito contra la salud pública en su vertiente de tráfico de drogas además de pertenencia a organización criminal.
La investigación comenzó cuando a mediados de mayo los investigadoras tuvierón conocimiento de que en una parcela en los alrededores de Reus se podía estar haciendo un cultivo extenso de marihuana. La plantación estaba rodeada por una reja metálica que no permitía la visualización interior aúnque desde el exterior se podía percibir un fuerte olor a marihuana. Por este motivo se hizó uso de uno de los helicopteros de los Mossos para determinar la dimensiones de la plantación. A partir de la observación desde el aire, los policías tambien detectaron la existencia de una caseta con una construcción adosada en la azotea en la que había una silla que probablemente serviría como un punto de vigilancia para realizar vigilancias.
La investigación ha puesto de relieve que la plantación la administraba un grupo de cinco hombres que tomaban las máximas precauciones posibles para evitar que otros grupos criminales los asaltasen con intenciones de llevarse las plantas, lo que popularmente se conoce como “vuelco” o “narco asalto”. En este sentido, cabe destacar que la caseta adosada tenía una puerta blindada, inhabitual en este tipo construcción rural, y ventanas enrejadas, que solo se entiende en un contexto de autoprotección. Además disponían de tres perros de razas potencialmente peligrosas, entrenados para ofrecer respuesta en caso de un eventual ataque.
El día 14 de abril de madrugada se ordenó la entrada y registro en la parcela con la participación del Grupo Especial de Intervención (GEI) Dado el potencial que supone el hecho de que hubiera varias personas armadas en el interior. Durante la preparación del acceso al terreno se pudo comprobar como al menos dos de los integrantes del grupo criminal aparecieron por haciendo rondas de vigilancia, lo que obligó a coordinarse para efectuar la intervención con éxito.
En la parcela había al menos dos puntos de vigilancia en parte del portal propia caseta. En uno había una cabaña con munición para una de las escopetas, un machete y un objeto contundente similar a una maza. Este era el punto más alejado de la caseta, que permitía controlar el cultivo de marihuana desde el extremo contrario (la parte que no se veía desde la caseta) y además disponían de sensores volumétricos de movimiento que la rodeaban.
En el momento de la entrada los agentes encontraron cinco hombres. Se da la circunstancia de que solo había tres camas, hecho del que se desprende que mientras tres dormían los otros dos hacían tareas de guardia y vigilancia.
Durante el registro se localizaron dos armas largas (escopetas de caza) y dos pistolas, así como gran cantidad de munición (cartuchos del calibre 12, 16 y 9 mm principalmente), además de múltiples armas blancas y objetos contundentes fabricados por los investigados. También se intervinieron 2.271 plantas de marihuana.
El 16 de junio los detenidos pasaron a disposición judicial y el juez decretó su ingreso en prisión.