Hay tipos predestinados, con demasiada humildad y sin falsa modestia, caminan por el mundo con una sonrisa.
Felices con su vida y trabajo. Sin apariencias. No van a las cámaras, son las cámaras las que van a ellos.
Suelen llevar el papel de Contramaestre en cualquier barco que navegue con firmeza. Nunca serán capitanes en galones, les sobra identidad para mirar su hombrera. Los verás siempre sonriendo.
Cuando son descubiertos por las ratas… quieren comérselos. Ellas viven en las bodegas del barco, lamiendo la basura. Ese líder social les estorba o despierta envidia en otros casos.
Inician la cruzada; denuncias, trampas … todo en vano. Cometen siempre el mismo error, desconocen que el Contramaestre cuando se baja del barco sigue teniendo vida. Una vida similar a la que lleva en el navío e incluso más relevante. Ellas viven inmundas en ese pequeño cubilete, sin mas mundo que su miseria.
Me encantan las ratas. Siento verdadera pasión por ellas.
Gedeón Pérez.