Columna de Ricardo Magaz. “CRÓNICAS DEL NUEVE PARABELLUM”.
Mucha gente en Galicia llama coloquialmente contrabandeiros a los narcotraficantes. No hay en ello, sin embargo, artificio. En tiempos, los contrabandeiros o contrabandistas eran estraperlistas que mercadeaban en la postguerra artículos de primera necesidad, con un cierto halo romántico, que luego devinieron en tabaqueros que alijaban sus cargamentos en las costas. Estos manejos gozaban de un clima de tolerancia popular por su inofensividad.
Hachís, coca y caballo
Pero llegó la década de los 80 y todo cambió. El viejo contrabando doméstico dio el salto internacional. Los grupos locales mudaron sus estructuras y se transformaron en narcos del hachís, la coca y el caballo. Aprovechando la situación geográfica y la práctica marinera, se aliaron con capos colombianos y Galicia pasó a ser la principal puerta de entrada de droga en Europa, a un tris de convertirse en una “narcorregión”.
“HACE UN PAR DE TEMPORADAS SE EMITIÓ LA SERIE TELEVISIVA “FARIÑA”, SOBRE LA MALDAD DEL NARCOTRÁFICO Y SU CRIMINALIDAD”
El caballo de la muerte
Miles de jóvenes gallegos encontraron la muerte enganchados al caballo que les ofrecían justo al lado de casa o del instituto. Generaciones perdidas por las que luchó denodadamente la asociación Madres contra la droga, mientras capos locales con zuecos y Rolex de oro se paseaban en deportivos de lujo.
En tres años de la época las autoridades decomisaron 54.000 kilos de cocaína, acaso menos de un tercio de lo que realmente movían los clanes, lo que da idea del negocio de las narcomafias.
Fariña
Hace un par de temporadas se emitió la serie televisiva “Fariña”, inspirada en la novela homónima del escritor Nacho Carretero sobre la maldad del narcotráfico y su criminalidad. Unos excelentes capítulos que, además, pusieron de manifiesto que un narco no es precisamente un arcaico contrabandeiro. Se aprende errando.
(*) Ricardo Magaz es profesor de Fenomenología Criminal en la UNED, ensayista y miembro de la Policía Nacional (s/a)
