Columna de Manuel Avilés* para h50 Digital
Señores lectores: A la vista de los acontecimientos, desde el miércoles, hasta ayer a las once de la mañana, he recobrado la fe que no tenía. Existe la reencarnación, que es una manera de resucitar. Maquiavelo no ha muerto. Maquiavelo vive reencarnado en la persona de Pedro Sánchez. Maquiavelo fue el genio político del Renacimiento. El del siglo XXI, la era de la informática, de la inteligencia artificial, del cambio climático y de muchas cosas más… es Pedro Sánchez. Podrán llamarlo autócrata, podrán llamarlo dictador si quieren, decir que le escriben la tesis y los libros, podrán abuchearlo y hasta odiarlo. Nunca podrán decir que no es un animal político con una inteligencia y una capacidad de maniobra fuera de lo normal.
El miércoles publicó una carta – la llamaron llorona y plañidera- en la que afirmaba que se retiraba durante cinco días a reflexionar si merecía la pena seguir como presidente del gobierno. Ese día las redes se llenaron de comentarios y cambiaron el nombre de los días de asuntos propios que dejaron de llamarse “Moscosos” – por el ministro que los creó- y pasaron a llamarse “Begoños” porque el motivo de la crisis fueron los ataques a la mujer de Sánchez. La crisis, que no fue tal, usada magistralmente por Sánchez.
Esa tarde, nada más publicar el presidente su carta, me puse al ordenador y escribí un artículo publicado esa misma noche: “Sánchez profesor de Maquiavelo en el día del libro”. Vean, si quieren comprobarlo la revista H 50 Digital Policial, uno de los medios que lo publicó inmediatamente.
¿Quién podía creerse que un hombre que recorrió España con su coche, pueblo a pueblo y sede a sede, cuando los socialistas se jactaban de haberlo matado, iba a dimitir de la presidencia solo por unos artículos ofensivos?
¡Ay, señor Sánchez si yo le contara! Usted es nada más y nada menos que presidente del gobierno de una gran nación, o sea, objeto de todo tipo de envidias y odios. Déjeme que le dé un par de detalles: Yo, que no soy nadie, solo un jubilado que sueña con recibir su pensión el día veintisiete de cada mes y antes un mero funcionario, hace unos años, cuando presenté demanda de divorcio de la que era mi mujer, fui denunciado por ella. Ojo, tras presentar la demanda, que la inmensa mayoría de denunciados en este terreno lo son por aquella frase lapidaria y famosa: si no eres mía no eres de nadie. Un periódico ultra, por la mano de un sicario tan ultra y tan farsante como su periódico, publicó mi foto en primera página afirmando que había sido detenido por maltrato.
La denuncia más rápidamente archivada de la historia – se puso a las doce de la noche y se archivó sin medidas de ningún tipo a las doce del día siguiente. Yo fui al juzgado andando desde mi trabajo- se publicó plagada de falsedades, cuatro días después de ser archivada, y el escritor sicario sabia que estaba archivada, sin ninguna medida cautelar y hasta hoy, doce o trece años después no ha habido noticia. Había que publicar en primera página la foto de un rojo detenido. Foto de unos años antes en mi despacho porque la detención jamás existió. ¿A usted le han pedido perdón por semejante putada? A mí tampoco.
Más o menos en esa época, dirigiendo yo un organismo público, unos señores muy de derechas, que no querían trabajar y que se pasaban por el forro elementales normas de trato, el mismo día que tomé posesión y solventé un problema que venía de lejos – pregunten en la Inspección General- presentaron en el Juzgado denuncia por prevaricación y falsedad en documento público, y no me acusaron de la muerte de Carrero Blanco y de Kennedy y Manolete, de milagro. Pintaron todo Alicante con frases ofensivas. Había que cazar al rojo – ahora dicen que soy facha por no estar de acuerdo con algunas de las medidas que usted ha tomado-. La causa fue archivada en el Juzgado y, en vía de recurso fue archivada en la Audiencia, que en el archivo hizo constar la “mala fe procesal” de aquellos ultras y los condenó en costas. Decían que yo estaba muerto y se manifestaban jocosos. Aquello me costó incluso una pelea con el obispo que no contaré porque queda para las memorias que me ha encargado Juan Eslava Galán. Vitorio Oliver no fue a clase el día que explicaron los profetas.
Si a un vulgar funcionario los ultras lo intentan poner contra la pared, qué no van a intentar con un presidente de gobierno que disfruta de un poder casi omnímodo. No hable de máquina del fango ni crea que la han inventado para usted, que esa máquina lleva siglos inventada, pero ahora con tanta red y tanta informática, la publicidad es más rápida y abundante.
Esas cosas hay que aguantarlas. Van en el sueldo, en el complemento específico que acompaña al cargo. Las presiones a quien manda algo son moneda común, cuanto más a un presidente del gobierno.
Usted, como buen político, ha sacado provecho de los ataques y ha desarrollado una estrategia impecable: “Voy a reflexionar cinco días si vale la pena seguir”. ¿Qué hacía usted con esa estrategia? Una llamada a sus huestes. Una llamada a la movilización y una llamada a quienes están mucho más que en precario si no preside usted el gobierno de España – lean si quieren el artículo que he citado que está en mis páginas y en los medios que lo publicaron -. Tampoco ha habido manifestaciones masivas porque solo han estado a las puertas de Ferraz los cargos que penden del suyo con autocares llegados desde toda España y que recuerdan mucho a tiempos pretéritos. Los Puigdemones, los esquerras, los bildus y los peneuves, también lo han apoyado con vigor porque les va mucho en su presidencia.
Usted, como político es sobresaliente pero yo no le puedo perdonar – con el poco derecho que sé que es casi nada- que haga una ley “ad hoc” solo para permanecer en el sillón. Usted ha intentado hacernos ver que la amnistía a los Puigdemones y compañía es una ley que busca el bien común. No cuela esa afirmación porque terminada la negociación, han vuelto a insistir en que harán el referéndum, es decir, persisten en la voluntad de ir contra la Constitución que habla de la soberanía del pueblo español en su conjunto y no autodeterminándose por parcelas.
Sabe usted que yo me dediqué mucho tiempo a ETA y a sus manejos, que me jugué el pescuezo más que el noventa y nueve por ciento del resto del país. Pues bien, lo que consiguió Puigdemont con siete votos – huido como estaba en el maletero de un coche- , era lo mismo que pedían los etarras y por lo que estuvieron matando más de cincuenta años. ¿Sabe cual era su máxima? La he oído en todas la cárceles en las que me he entrevistado con ellos: “Nunca un estado opresor ha dado la libertad a un pueblo oprimido como premio a su buena conducta”. España era la opresora, menuda mierda de doctrina, y el País Vasco – o ese ente fantasmagórico que llaman Euskalherria y que va desde Burdeos hasta Haro- los oprimidos.
Hay que tener cojones. A cualquier preso – violador, asesino, atracador, estafador…- le piden reinsertarse, asumir el tratamiento, cursos de rehabilitación… Estos son amnistiados – proclamando que es por el bien común y para restaurar la convivencia- y ponen en marcha de nuevo la máquina independentista que, según la Constitución es imposible de sostener. ¿Cuál es su fuerza? Siete votos y no se crea que eso termina ahí, los esquerras, la bildus y los peneuves siguen idéntica estela. Es un desguace del Estado de Derecho que a mi no me va a pillar porque estoy más cerca del crematorio que de ningún otro sitio.
Eso tiene a la gente cabreada, a la mayoría de la gente, por más que muchos que viven a su sombra digan que es cosa de fachas. Se lo digo yo que no he votado a la derecha en mi vida. Usted es un presidente elegido democráticamente, de eso no tengo la menor duda. Para mi, para su investidura, valen lo mismo los votos de Bildu que los de las señoras Montero o Díaz. Déjese de demonizar a los medios o a los jueces, que en todas partes hay de todo: buenos y malos periodistas y buenos y malos jueces. Todos los que se pegan al poder – en esas profesiones y en muchas otras-, todos los que van de palanganeros suelen ser malos porque los pelotas se cambian de chaqueta a la mínima. Tampoco me gusta – opinión de un ciudadano de a pie- que los políticos elijan los órganos de poder de los jueces porque, siendo como son humanos, pueden caer en la tentación de arrimarse aquí o allá buscando el cargo. ¿Es entendible o estoy fabulando?
Otra cosa y termino y le digo esto porque usted es mi presidente, el presidente del gobierno de mi país. Aquí el peloteo está a la orden del día. La mujer de un presidente, solo por serlo, inspira un temor reverencial y una atracción tal, que sin pedir, la gente se ofrece a darle, solo con insinuarlo. No se fíe del que dice: le doy esto desinteresadamente, como amigos. Eso no existe y hay un viejo refrán muy sabio como todos: el que regala, cobrar espera. ¿Se acuerda usted de Urdangarín que también era familia del poder? Nunca me he creído esas generosidades tan espontáneas para causas altruistas. A lo mejor es que soy medio imbécil o gilipollas del todo.