Parece todas las artimañas valen para la defensa de un asesino.
No debiera ser así porque constituye una humillación y dolor desgarrador hacia una víctima y su familia que si son seres humanos con un dolor y síndrome post traumático que durará toda la vida. Quien no respeta a otro ser humano, viola y mata, no merece el calificativo de ser humano. La palabra monstruo no la crea la sociedad, no porque es una palpable realidad usar ese calificativo en quien arranca la vida y encima se ríe recordando, a una persona humana.
Decir que el Chicle es un ser humano y que se le etiquetó de monstruo y tiene familia es el mundo al revés en una sociedad psicópata donde se llama héroe al asesino cuando es un verdugo.
Al parecer tiene innumerables derechos cuando no respetó el derecho fundamental que es la VIDA, con mayúsculas. Y de la peor de las agresiones que no hace falta nombrar. Violencia de principio a fin. Sin embargo, a Juan Carlos Quer por decirle si hubiese sido su hija, lo echan del Juzgado, obligándole a abandonar.
Yo no diría nada y siendo contraria a la agresividad, pero teniendo enfrente a la más pura maldad, en una actitud impulsiva tendría ganas de cogerle por el cuello a pesar de que impere finalmente la razón.
Defender lo indefendible es el caso abogada Chicle, pero no todo vale. No, hay ética, moral, dignidad, empatía a la víctima y a su entorno. Y, por supuesto, rechazo a los depredadores sexuales que seguirán sembrando terror en la sociedad. Y con una gran diferencia con respecto a las víctimas y es que ellos si son culpables. Jamás las víctimas tienen culpabilidad, sólo el mal azar de hallarse en el momento y lugar equivocado, sometidas por el agresor.
Enrique Abuín no tiene perdón de Dios y, como decía su padre, no la introdujo en un coche intimidándola para llevarla a misa. Nuestra Policía y Guardia Civil son, para mi y para muchos, la única garantía de esta sociedad enferma, con miembros con una patología destructiva y mortal.
A veces su gran labor es infravalorada cuando día a día exponen su vida para protegernos y con una ética parecen no conocer otros estamentos. He comprendido y me he puesto en la piel de Valeria comprendiendo ese dolor lacerante y que quema interiormente al recordar la peor película de terror. Pero es real no en la ficción.
El personaje del Chicle y muchos Chicles, como profesional conocedora de la reincidencia de estas conductas, me produce rechazo, arcadas y estar al lado de la familia de Diana Quer, a quien nadie devolverá la vida mientras el autor del crimen se sonríe al recordarlo.
Por ello debe pagar y cumplir la prisión permanente revisable para que no haya más Dianas en su camino. Simplemente por la creencia de que, con total seguridad, lo volverá a hacer .
Editorial de Pilar Enjamio -Psicóloga- para h50 Digital Policial
Muy deshumanizada está la justicia y muchas veces hasta muy injusta es… A ver si en este caso se hace justicia… y no vemos más a este ser.