Señor ministro, me dirijo a usted para aclararle unos conceptos que al parecer ni usted, ni su gabinete, tienen asimilados, ya que no son conscientes de los hechos que acontecen, pues ustedes no hayan la diferencia entre vandalismo (Actitud o inclinación a cometer acciones destructivas contra la propiedad pública sin consideración alguna hacia los demás), o insurrección (Sublevación de un colectivo contra la autoridad).
Los hechos que acontecen en Cataluña son hechos intolerables de carácter excepcional, que requieren medidas excepcionales. Para muestra esos más de 207 agentes heridos, 107 vehículos policiales dañados y 800 contenedores quemados, que demuestran claramente que no son incidentes aislados.
Utilizar artefactos explosivos improvisados escondidos entre las barricadas, no son hechos aislados, más bien son acciones premeditadas que pretenden causar el mayor daño posible y las máximas bajas entre las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Utilizar pirotecnia contra los helicópteros con afán de derribarlos, no es vandalismo, es terrorismo callejero al más estilo Kale Borroka.
Señor ministro, no son simples civiles en el libre derecho de manifestación y reunión conforme reza el Artículo 21 de nuestra Constitución, son Grupos organizados que se autodenominan Comités de Defensa de la República, estructurados en más de 250 subgrupos y distribuidos por la Comunidad Autónoma de Cataluña, todos ellos amparados bajo un oscuro manto del gobierno autonómico.
Todos estos grupos están ampliamente motivados y coordinados, ejecutando acciones contundentes sobre infraestructuras estratégicas (véase la toma del aeropuerto de El Prat), causando grandes daños y perjuicios. Son un colectivo con amplia capacidad de movilización en tiempo reducido, que ponen en jaque a las unidades sobre el terreno y a los servicios de información, pues no han sido capaces de anticiparse a esta situación de inestabilidad.
Los miembros que integran estos grupos no son simples civiles, son terroristas que mediante la doctrina enmarcada en el texto de 71 páginas denominado BLACK BLOC “por que la libertad no sera parlamentada”, de guerrilla urbana, están hostigando a nuestras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
Señor ministro, no se usted a quién pretende engañar, pero a mi personalmente no me engaña.
Nuestros agentes están desbordados y ampliamente superados, pues están realizando jornadas laborales de más de 19 horas, intentando salvaguardar la Seguridad y contener en lo posible a esos ‘’manifestantes’’ con los pocos medios que se les permite disponer y los grandes impedimentos que su Ministerio les interpone.
Hace escasas horas usted ha autorizado el despliegue de los Grupos de Reserva y Seguridad de la Guardia Civil, que dentro del plan de seguridad elaborado para estos hechos, son el último eslabón de contención. Así que haga usted el favor de no emplear eufemismos, ya que claramente no son simples hechos aislados, ni vandalismo, son hechos de INSURRECCIÓN.
Estos hechos si aconteciesen en Alemania, en Estados Unidos o en nuestro país vecino, Francia, serían abordados de otra forma. Le recuerdo que durante las protestas de los ‘’chalecos amarillos’’ , hubieron más de 1.200 detenciones y aquí llevamos tan solo un diez por ciento de las mismas frente a más de 207 agentes heridos.
Señor ministro, a estas alturas no es momento de hablar a medias tintas o de discursos electorales. Son momentos de medidas excepcionales.
Es momento de aplicar la Ley 36/2015, de 28 de septiembre de Seguridad Nacional. Es momento de instar al Presidente en Funciones a aplicar el artículo 155 y cesar con carácter inmediato, a un Presidente que jalea a los individuos a seguir cometiendo daños y desórdenes públicos, bajo enunciados de tranquilidad y pacifismo; es momento de recuperar el control de la situación por el bien de la Nación.
Es momento mediante decreto acordado en Consejo de Ministros y previa autorización del Congreso de los Diputados, declarar el Estado de Excepción contemplado en el Artículo 116 de Nuestra Constitución, suspender el derecho a la manifestación, garantizar el orden público, la libre circulación y el correcto funcionamiento de nuestras infraestructuras, sin causar más perjuicio a los ciudadanos y parar esta escalada de violencia e inseguridad.
Señor ministro, si usted no se ve capaz de obrar acorde a su responsabilidad y a sus obligaciones, es mejor que dimita, pues no está a la altura de la institución que representa y así puede proseguir con sus cenas y copas nocturnas, mientras España se desestabiliza, sin copar (valga la redundancia) los titulares de prensa.
Iván Esteve Girbés
Contratista de Defensa y Seguridad.