Querida Elena
Esta es la carta que tenía pendiente escribirte. El año 2022 el cáncer se llevó la vida de mi tío.
Sabes, mi tío se parecía mucho a ti, una persona alegre, con sentido del humor, capaz de iluminar con su presencia cualquier habitación, estoy segura de que os hubieseis llevado muy bien.
Cuando te conocí hace unas semanas por redes sociales y ojeé tu perfil, no dudé en ser una más de tus seguidoras.
Me sorprendió comprobar como abrías las puertas de tu corazón y nos mostraras desde dentro cómo es el cáncer y con qué valentía y fortaleza le hacías frente. Sin duda tu lema #misganasganan lo aplicabas siempre y solo por cómo eres y por cómo veías la vida, independientemente del resultado, tú ya eras la ganadora.
Cuando vi que habías escrito un libro no dudé en leerlo. Tus vivencias me han permitido, además de conocerte mejor, estar más cerca del proceso que debió de vivir mi tío, cómo se debió de sentir él, lo cual te agradezco enormemente.
Valoro mucho todas las lecciones de vida que has compartido con nosotros.
Recordarnos que debemos vivir en el presente, disfrutando de nuestros seres queridos y saboreando las pequeñas cosas que nos ofrece la vida y que a veces se nos pasan por alto.
Agradecer todas aquellas personas maravillosas que la vida nos va regalando.
Mostrarnos la importancia de contribuir en la investigación sobre el cáncer, para que deje de llevarse las preciadas vidas de tantas personas.
El recordarnos que debemos donar sangre, que como bien dices en tu libro “donando sangre, das vida a los demás”.
Quiero que sepas que has dejado huella, con tu manera de ser y has cambiado para bien las vidas de miles de personas, entre ellas la mía.
Estés donde estés, te quiero dar de nuevo las gracias por todo lo que nos has aportado y darte un fuerte abrazo, quiero que sepas que seguirás siempre vivía en cada uno de nuestros corazones.