Columna de Ricardo Magaz. “CRÓNICAS DEL NUEVE PARABELLUM”.
El Gobierno acaba de reformar, a instancias del Ministerio del Interior, el Reglamento Penitenciario (R.D. 268/2022). Hay novedades importantes con respecto al antiguo de 1996. Es la razón de ser de toda modificación que se precie.
Calvario
Entre las normas a estrenar destaca a mi juicio un artículo ruinoso, el 129, apartado segundo. Ruinoso porque se convertirá en un calvario para funcionarios, presos que de verdad se quieran reinsertar… y la propia sociedad que será quien pague las consecuencias.
Con la entrada en vigor del Reglamento se permitirá que los penados tengan ordenador personal con acceso a internet, sin apenas limitaciones.
Redes de narcos
Hace unos días, mi amigo Manuel Avilés, ex director de varias cárceles y asesor de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, antes de jubilarse y ponerse a escribir, me lo dijo con claridad meridiana: “Si dejan entrar en las prisiones los ordenadores con conexiones externas, las redes del narcotráfico se forrarán. Las van a seguir dirigiendo los capos de la droga desde la cárcel. Eso es un error como la copa de un pino…”
Avilés sabe por experiencia de qué va la vaina. En su best seller De prisiones, putas y pistolas el lector puede introducirse sin complejos en el mundo de las intrigas carcelarias. Para final de primavera, Ávilés firmará, con otros autores del ámbito de la seguridad y el derecho, Malas calles, un libro de historias criminales y talegueras contadas por quienes las afrontan.
Clanes organizados
Pablo Escobar y El Chapo Guzmán dirigían sus “multinacionales” de la droga desde la celda del penal, antes de fugarse. En España se sabe que narcos como Sito Miñanco, los Charlines o los clanes de narcomacarras del Campo de Gibraltar aprovechan su paso por el “hotel rejas” para seguir traficando a mesa y mantel puesto… a cuenta del Estado.
“Marlaska, mándales un Toshiba de última generación con tarifa plana y acabamos antes. Para qué vamos a andar disimulando”
Es un no parar de tropelías