El éxito de la operación viene precedida de meses de investigación. Los agentes seguían muy de cerca los movimientos del principal investigado, comprobando que éste frecuentaba dos bloques de pisos en la localidad de Talavera.
Uno de los bloques que visitaba, en el que también vivía uno de sus hijos, disponía de dos pisos ocupados utilizados exclusivamente para la producción de marihuana. En el otro bloque ocultaban tres plantaciones en tres inmuebles diferentes, todas ellas controladas y explotadas por el padre y los dos hijos.
Ocupaban pisos ilegalmente para luego instalar en ellos las plantaciones de marihuana que posteriormente distribuían a otros países de Europa.
La Policía Nacional llevó a cabo 7 registros domiciliarios, incautando en total cerca de 4.500 plantas de cannabis en distintos estados de crecimiento, 5 kilogramos de cogollos de la misma sustancia, herramientas y material para el cultivo, múltiples armas blancas y 850 euros en efectivo. Así mismo se detuvo a los cuatro miembros del clan, a los que se les imputa un delito contra la salud pública y defraudación de fluido eléctrico.