La Picaresca Española del siglo XVI es un género literario rico en personajes y anécdotas y no lo es por cualquier motivo, es una representación de la vida real que tiene su traducción al siglo XXI. Rinconete y Cortadillo son a la picaresca del siglo de Oro lo que Pino y Villarejo a la picaresca del siglo XXI, desde entonces ha cambiado la tecnología pero los personajes son los mismos.
La picaresca cuenta tragicomedias de la España cañí de las que más vale reírse por no llorar, los protagonistas son personajes extremos, fueren pordioseros o codiciosos, ignorantes o villanos, supervivientes o maleantes. Historias reales como la vida misma de las que se acumulan como expedientes disciplinarios hasta que un buen día decides dejarte las venas largas porque tu otra alternativa es cortártelas y pasan a resultarte indiferentes. Deshonroso sería que estos personajes te reconocieran como uno de los suyos otorgándote una medalla.
Ese día te encuentras que no estás solo y hay muchos como tú como si hubiera ocurrido un apocalipsis, ves que hace falta un contrapoder y creas una asociación de policías enfadados, Una Policía para el Siglo XXI, solo para poner el ventilador y esparcir estiércol para que llegue allá hasta donde pueda hacerlo y que todos conozcan las cloacas, que ni son teoría conspirativa ni novela negra, son mucho más cutres de lo que parecen. Al final resulta divertido sacudir el árbol de las manzanas y ver como caen algunas podridas.
No hay cacique sin cortijo ni cortijo sin cacique, aprendes a identificarlos por frases muy recurrentes que se repiten una vez tras otra allá donde un cacique ha conseguido anidar. Una de esas frases es eso de “ten cuidado que el jefe se enfada”, te la dice alguien que ha sucumbido a la intimidación y cree que a ti también debería preocuparte. Y entonces piensas: – “¡Y a mí qué importa si se enfada ese! Si no se entera de nada que se jubile y corra el escalafón”.
A nuestra asociación acuden compañeros de todos los cuerpos y categorías que saben que estamos de su lado. Nos cuentan las intrigas palaciegas que se cuecen en las plantillas más cañís, nos señalan nuevos caciques y cortijos, tomamos nota de cuál es el próximo al que hay que jubilar y el cortijo que necesita un ventilador. Nos hemos planteado a menudo dónde está Asuntos Internos si la gente nos viene a nosotros a contar los asuntos que deberían estar arreglando ellos.
Un ejemplo de para qué sirve Asuntos Internos, es para que en un caso por el que un agente de esos que se juegan su vida a las 5 de la mañana en un Z, sea detenido y vaya a prisión preventiva por cosas menos graves que las del Villarejo de Valencia, un comisario principal que emitió una carta de recomendación para que un narcotraficante pudiera portar armas, nos consuela saber que no recomendó al narco para ir de agregado a una embajada. Alguien en Interior decidió que el caso no era competencia de Asuntos Internos y lo pasaron a Régimen Disciplinario como si se tratara de una infracción administrativa, al fin y al cabo, el mando tenía sabía muchas cosas y ya lo habían premiado con la patada hacia arriba con un ascenso.
Otra intriga palaciega reciente de cortijos y caciques, esta vez con final feliz ha sido la de los uniformes de la Guardia Civil, dos jerarcas del Instituto Armado no supieron diferenciar entre lo público y lo privado y se dedicaron a mercadear con contratos públicos, la hija de uno de ellos, era empleada del Corte Inglés y también fue detenida, fueron a prisión al no pagar los 50000 euros que les impuso el Juez. Desconocemos si el Corte Inglés está implicado en esto. Nos quitamos la gorra ante los compañeros de la GC que consiguieron encerrar a estos maleantes, jubilar a un cacique es bueno para el mundo. Nos avergüenzan los jerarcas que fueron a visitarlos a las mazmorras y a fundirse en fraternal abrazo con sus compadres presos.
Nuestra última denuncia ha sido ante el Tribunal de Cuentas, no sabemos si irá a algún sitio o no, pero sacudirá el árbol otra vez. El pasado mes de febrero denunciamos como en la Comandancia de Cádiz de la Guardia Civil llevaban más de diez años con hasta un 40 % menos de guardias de los que necesitaba la plantilla. Esas vacantes en puestos “cómodos” las cubrían en comisión de servicio con guardias destinados en puestos “incómodos”, al éstos le renovaban la comisión de servicio cada año y como están agradecidos no decían nada. En el curso de cortijos de nivel básico lo primero que se aprende es que lo más importante es “no hacer ruido” y “mantener perfil bajo” para “que no haya quejas” y “colocarse uno mismo”.
El caso es que como nada de esto tendría explicación porque a ningún jefe le gusta tener pocos guardias, había que pensar en el dinero. Y nos encontramos con la hipótesis de que, si tienes 60 guardias en una plantilla de 100, de los cuales hay 40 ocupando su plaza y otra en comisión de servicio, puedes declarar 100 ante Ministerio de Interior, que autorizará a Hacienda para que pague a Habilitación por 100 y no por 60. Interior creerá que el total de las plazas están cubiertas, pero no, las nóminas de los 40 restantes son dinero que podrá ser administrado por Rinconete y Cortadillo. Parece retorcido pero el Tribunal de Cuentas aceptó nuestra hipótesis como válida e inició una investigación, el órgano político-judicial nos ha comunicado que no procede investigarlo porque no estamos habilitados para instarlos a que investiguen.
El último cortijo que hemos denunciado y que podría seguir un esquema de fraude parecido es en la Policía Nacional. Los militares y los guardias civiles que están siendo reclutados por Frontex para formar parte de los Standing Corps, son pasados automáticamente a situación de servicios especiales, los policías no, a los policías se les deniega, aunque la LO de Régimen de Personal en su artículo 56 diga claramente lo que hay que hacer.
Cuando preguntas cuál es la situación de los agentes contratados por Europol como “staff member” te encuentras con lo mismo, en la Policía les dice que su situación es “servicio activo sin sueldo”. WHAT THE FUCK! Una nueva figura jurídica al margen de la ley que se ha inventado un catedrático de los que entraron en la Dirección porque “conocían a alguien”, “daban el perfil”, “eran de confianza” y tenía un título comprado en la Rey Juan Carlos.
El caso es que, si vuelves a pensar en el dinero, el mismo esquema de fraude que había en la Guardia Civil existe en la Policía. Declarando más agentes de los que hay en servicio activo se inflan los gastos de personal. Alguien tal vez pensó que “si a estos que se van a trabajar fuera, los ponemos en situación de servicio activo, aunque les pague un organismo internacional, a Interior le declaramos policías que no tenemos, Interior no pregunta, Hacienda paga, Habilitación cobra y lo que queda lo repartimos en otros conceptos”.
Respecto a la etiqueta de Anís del Mono que les vendió la URJC por 3000 pavos diciéndoles que era un grado en criminología, hemos reclamado a Interior que ejecute la sentencia del Supremo que anula los títulos y deje sin validez los efectos jurídicos derivados de dicho fraude. Ya sean ascensos, puestos de trabajo, medallas o chollos de otra clase, lo mejor que pueden hacer antes de perder el “cacicato” es jubilarse e ir a tomar vinos españoles, porque no vamos a dejar de sacudir el árbol.