Los tres presos llevaban sólo un día en la cárcel cuando fueron abordados y golpeados brutalmente por otros reclusos.
El domingo pasado se ordenó, desde el Juzgado de Instrucción de Murcia, el ingreso en prisión provisional de los tres componentes de la conocida como manada de Murcia.
El centro de destino de los tres presuntos agresores sexuales es el Centro Penitenciario Murcia I.
Al día siguiente, cuando los reclusos volvían del patio tras la hora de la comida, un grupo de presos rodearon y golpearon a los tres presuntos violadores.
Los hechos ocurrieron en una zona del rellano de las escaleras, donde no hay cámaras de seguridad.
Los gritos alertaron a los funcionarios de prisiones que tuvieron que intervenir para parar la agresión.
Instituciones Penitenciarias no ha podido determinar cuántas personas participaron en la agresión debido a la falta de cámaras en el lugar del suceso.
Como resultado de la paliza recibida, uno de los presuntos violadores sangraba por la nariz, otro tenía un corte a la altura de la sien y el tercero presentaba varios hematomas.
Los dos primeros fueron trasladados al hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia. El que presentaba el corte en la sien recibió cuatro grapas.
Los tres han sido trasladados por su seguridad a otro módulo con un régimen especial, donde estarán protegidos del ataque del resto de internos.
Los internos, dos senegales y un guineano están acusados de violar a una mujer magrebí de 41 años.
Tras abordarla y golpearla los tres individuos, la subieron a un piso, donde dos de ellos la penetraron vía vaginal sin usar preservativos durante 20 minutos.
Tras finalizar la violación, y mientras los agresores se ponían a beber cerveza, la víctima logró escapar.
La cárcel tiene su propia Ley.
No está escrita en ningún lado, pero todos la conocen.
De todos es sabido que los violadores, pederastas y chivatos lo tienen muy difícil cuando entran en prisión. Cuando los autores de estos delitos son detenidos y enviados a prisión, saben que tendrán dos condenas. La del Juez y la del resto de presos, de los cuales, muchos no tienen nada que perder.
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