Los hechos ocurrieron hace apenas cuatro días, de madrugada, en la Estación de Metro Antón Martín de Madrid. Un individuo rumano de unos 30 años, entró en uno de los vagones de metro. Una vez dentro mostró una actitud violenta, golpeando todo lo que encontraba a su paso, asientos, barras, cristales… causando temor entre los ocupantes del metro.
Un agente de policía de la Brigada Móvil que se encontraba en el lugar y que, según testigos, se enfrentó al violento identificándose y tratando de que depusiera su actitud agresiva, acabó herido de gravedad. Un vigilante de seguridad, que se hallaba fuera de servicio, ayudó al policía que se había identificado.
EL violento se enfrentó a ambos, con insultos y según testigos presenciales, tratando de amedrentarles, sobre todo al policía a quien se dirigía con tono despectivo. En un momento dado y ya en el andén, atacó de forma violenta al policía, que se retiró y consiguió esquivar sus golpes, en un primer momento.
El policía fue golpeado en la cara y derramó abundante sangre, el ciudadano rumano llegó a intentar arrojarlo a las vías del tren. El policía se vio obligado a doblar las rodillas para evitar caer a las vías. Fue también golpeado en la cara.
El rumano no dejaba de empujarle para tirarlo al tren, que a esa hora tiene un paso frecuente. El vigilante de seguridad en todo momento colaboró y ayudó al policía para evitarlo.
El agresor trató de huir, pero acabó detenido por el policía, el vigilante fuera de servicio y según testigos, por una vigilante que desempeñaba su labor en la zona indicada y se acercó a ayudar. El policía fue asistido por lesiones graves con diversas roturas de hueso en la cara.
Nicolás De Los Rios