María Begoña Sánchez Aroca (Madrid, 1971) estudiaba el último curso de la licenciatura de Ciencias Químicas cuando visitó con su facultad la Comisaría General de Policía Científica de Madrid. Allí, alguien se dirigió a la clase y les preguntó si querían pertenecer a la unidad. Para ello, les añadió, debían aprobar una oposición de escala ejecutiva, es decir, de inspector.
Begoña Sánchez siguió con la visita pensando en sus cosas hasta que vio los laboratorios en los que unos agentes vestidos con bata blanca resuelven los enigmas que plantean los delincuentes. Auténticos puzles que hay que montar pieza a pieza para descubrir la huella del delito y a su autor.
La flamante comisaria de la Policía Nacional de Linares quedó tan fascinada que al llegar a casa sintió que su destino había cambiado. Acabó la carrera y se preparó las oposiciones. Ya en la academia su vida de nuevo dio un giro, ya no quería estar en los laboratorios, sino en la calle, así que fue destinada a una comisaría de Distrito en Barcelona donde trabajó en la Policía Judicial, en contacto directo con el ciudadano. Para ella, era gratificante poder solucionar los pequeños problemas de las personas, aquellos que pasan desapercibidos pero que tienen un gran valor para el vecino.
Tras pasar por la Ciudad Condal, regresó a Madrid para ingresar en la Policía Científica. Decisión que tomaron los mandos nada más ver su currículum. Begoña Sánchez, sin referencias familiares en el Cuerpo, pasó por distintos departamentos, e incluso volvió a la calle en Vallecas, hasta que fue nombrada jefa del grupo de análisis y explosivos, en el que realizó informes periciales para analizar los artefactos utilizados en los atentados de Madrid del 11 de marzo de 2004 o el del aparcamiento de la Terminal 4 del Aeropuerto de Barajas.
La prometedora carrera de Begoña Sánchez continuó en aquellos laboratorios de los que, solo unos años antes, había quedado prendada. Entre ordenadores, microscopios y todo tipo de aparatos sofisticados, ha participado en casos de gran relevancia mediática, como la identificación de los 629 inmigrantes que llegaron al puerto de Valencia en el barco “Aquarius” o uno más reciente con la detención del narco más buscado de España.
Las huellas dactilares estaban en el pie Francisco Javier Martínez San Millán, alias “El Franky”, tenía dos órdenes de detención e ingreso en prisión, dictadas por la Audiencia Nacional, además de una prohibición de salida del país. El detenido era buscado por su participación, entre otras, en las operaciones ‘Nécora’ y ‘Temple’, consideradas como las más importantes contra el tráfico de cocaína realizadas en España. En la segunda se incautaron 13 toneladas de coca y la operación fue dirigida desde un hotel de Alicante por un capo colombiano arrepentido que colaboró con la Justicia tras su encarcelamiento.
En el momento de su detención, Martínez San Millán presentó documentación falsa y se negó a que se le tomaran las huellas. Luego, se comprobó que no coincidían con las que existían en los archivos policiales. Tras un estudio en profundidad, en el que participó de manera activa Begoña Sánchez, se constató que se había trasplantado la epidermis de los dedos de las manos a los de los pies, y viceversa, para dificultar su identificación.
<<Superación personal>>
La vida de Begoña Sánchez ha sido superarse a sí misma y derribar el techo de cristal para demostrar que la igualdad no tiene marcha atrás. Hasta su ascenso, el pasado mes de diciembre, era una las 118 policías que trabajan en la Comisaría General de Policía Científica, una unidad que cumplió 25 años en 2019 y que está a punto de presumir de ser el primer servicio central del Cuerpo con paridad entre hombres y mujeres.
287 policías pertenecen a alguna de sus cinco unidades especializadas: Identificación, Criminalística, Análisis Científicos, Coordinación Operativa e Investigación Científica y Técnica. 169 son hombres y el resto, un 41,2 por ciento, mujeres de todas las escalas. De ahí que Begoña Sánchez se sienta orgullosa de pertenecer a una institución en la que prima la capacitación, la cualificación y la preparación por encima del sexo.
Uno de sus propósitos en la ciudad minera, además de garantizar la seguridad y el bienestar de los linarenses, será “dar visibilidad a la mujer” porque tiene la “gran suerte de pertenecer a un Cuerpo en el que no hay ningún tipo de discriminación”.
Begoña Sánchez es una de las más de 9.500 mujeres policías y será la primera comisaria en dirigir la Comisaría de #Linares.
Ellas forman parte del cuerpo policial español con mayor presencia femenina (más del 15%)https://t.co/KLlFXarTiz pic.twitter.com/se4KEU0LhQ— Policía Nacional (@policia) January 26, 2020
<<La primera comisaria de Linares y la provincia>>
Con 49 años, deja atrás la sección de lofoscópica en la Unidad Central, de la que ha sido responsable los últimos 14 años, para ponerse al frente de la Comisaría de Linares, en un hito histórico para la ciudad y la provincia. Casada con otro comisario y madre de tres hijos, afronta esta experiencia llena de ilusión y con el reto de ganarse la confianza de los linarenses. Asegura que pondrá todo de su parte para que así sea.
Begoña Sánchez, que en su toma de posesión se mostró muy cercana, asume el mando de un centro en el que tendrá que lidiar con todo tipo de delincuencia, especialmente el narcotráfico, pero que mantiene unos índices de criminalidad por debajo de la media nacional y autonómica.
Sánchez Aroca ha participado en numerosos cursos de formación, nacionales e internacionales, colabora en distintos proyectos con el Instituto Universitario de Ciencias Policiales de la Universidad de Alcalá de Henares y ha sido condecorada con la Cruz al Mérito Policial con distintivo blanco, así como con 46 felicitaciones públicas.
«Debemos estar en contacto permanente con colectivos, instituciones y con la Policía Local, a quien ofrezco mi colaboración más sincera para trabajar juntos», ha indicado Begoña Sánchez. La nueva comisaria de Linares se mostró igualmente partidaria de colaborar con cada uno de los componentes de la plantilla de la Comisaría y con los sindicatos para tratar de solucionar todo aquello que pueda surgir. En el plano personal vinculado a lo personal, uno de sus grandes fines es «visibilizar el papel de las mujeres» dentro del Cuerpo Nacional de Policía para fomentar la plena igualdad entre agentes sin distinciones por cuestiones de género.