· El año pasado se realizaron 320 millones de horas extra, un 6,3% más que en 2019. No se pagaron casi la mitad y estas horas no pagadas se incrementaron en un 12,3%. Un fraude laboral que ha hecho que los asalariados hayan dejado de percibir 2.500 millones de euros y que la Seguridad Social haya dejado de recaudar hasta 750 millones de euros, aproximadamente, un 1,6% del déficit estimado ese año.
· Podrían haberse creado algo más de 180.000 empleos a jornada completa si no se hubieran realizado horas extra.
· UGT considera que las horas extra se utilizan como un instrumento discrecional de jornada, amparándose en la elevada precariedad laboral y los bajos salarios y exige corregir esta situación.
· Propone entre otras cosas: derogar la reforma laboral de 2012, que ha allanado el camino para que se intensifique el uso fraudulento de las horas extra; extender el registro horario en el marco de la negociación colectiva; y mejorar la redistribución de los puestos de trabajo, lo que implica ir a un marco laboral más justo, equilibrado y garantista.
Un informe de UGT revela que, aunque los hombres hicieron más horas extra semanales que las mujeres en 2020 (el 58% del total de horas extra las hicieron hombres y el 42% mujeres), descienden las horas extras que realizan los hombres un 7,5% respecto a 2019 (el nivel más bajo en los últimos 6 años) y aumentan un 34,1% las horas extra que realizaron las mujeres, respecto al año anterior. En el caso de las no pagadas se elevan al 42,1%.
Todo esto se explica por el aumento desproporcionado de las horas extra en actividades altamente feminizadas como la educación, las actividades sanitarias y de servicios sociales o las actividades de los hogares y porque las mujeres acaparan tres cuartas partes del empleo a tiempo parcial.
En 2020, se realizaron 320 millones de horas extra, que afectaron, en promedio, a 731.000 asalariados, un 4,5% del total.
Algunos datos más
- Por sectores, los que registran mayor incremento de horas extra es en las actividades sanitarias (81%), la educación (129%) y las actividades de los hogares (133%).
- En cuanto a la cuota de las horas extras no pagadas, la educación presenta el registro más negativo: en 2020, el 21,2% de las horas extras no remuneradas han tenido lugar en este sector (en la última década el porcentaje desciende a más de la mitad, con un 10,2%). Además, un 93% de las horas extras realizadas en educación no fueron remuneradas. Algo similar ha ocurrido en las actividades sanitarias y de servicios sociales que han pasado de acumular un promedio sobre el total del 4,4% en la última década a un 8,6% en 2020.
- Por ocupaciones, las horas extras han aumentado allí donde la pandemia no ha impedido poder seguir trabajando. Destacan las ocupaciones militares, los técnicos profesionales científicos e intelectuales y los empleos contables, administrativos y otros empleados de oficina. En cuanto a las horas extras no pagadas, la categoría de técnicos y profesionales científicos e intelectuales es la más destacada con un 44,6%, 12 puntos más que el promedio registrado en la última década.
Conclusiones
- Lo sucedido en 2020 refleja las particularidades de un año atípico, pero también un comportamiento estructural de nuestro país: las horas extra se utilizan como instrumento discrecional de la jornada, amparándose en la elevada precariedad laboral y en los bajos salarios existentes.
- La reforma laboral de 2012 es uno de los factores que explican el incremento de horas extra por el debilitamiento de la negociación colectiva y el incremento del poder discrecional de las empresas.
- El incremento de horas extra durante la pandemia recae sobre las mujeres.
- Las horas extra son un síntoma más de un mercado laboral precario y discriminatorio.
- Revelan una organización ineficaz e injusta del tiempo de trabajo, incluidos los trabajos domésticos y de cuidados.
- El uso desproporcionado de horas extra tiene un elevado coste en términos de empleo, y en el ámbito económico y social. Pone, además, en jaque la conciliación laboral y personal.
- La desproporcionada flexibilidad del tiempo de trabajo es sinónimo de una ineficiente y trasnochada estrategia empresarial.
Propuestas sindicales
- Hay que disminuir el volumen de horas extras (solo se deben realizar las absolutamente imprescindibles), mejorar su control y mejorar el modelo de relaciones laborales de nuestro país.
- Hay que avanzar hacia una redistribución más justa de los puestos de trabajo, lo que implica una reducción global del tiempo de trabajo e ir a un marco laboral más equilibrado y garantista.
- Hay que derogar la reforma laboral de 2012 que ha allanado el camino para que se intensifique el uso fraudulento de las horas extra.
- Es necesaria una estrategia integral, con medidas a corto, pero también a largo plazo.
En el corto plazo
- Hay que destinar más recursos para la Inspección de Trabajo para controlar con más garantías el cumplimiento de la jornada laboral pactada y acabar con el fraude que suponen las horas extra no remuneradas.
- Se debe extender y mejorar el registro horario en el marco de la negociación colectiva. UGT ejerce un papel activo en esta materia para poder detectar y denunciar cualquier abuso que se pueda producir al respecto; y promover cambios legislativos que restrinjan el uso de las horas extras a aquellas absolutamente necesarias.
A largo plazo:
- Es preciso aprovechar los fondos europeos para renovar el modelo productivo español, trazando estrategias que impulsen una gestión y organización más eficiente de la plantilla de trabajadores.
- Hay que adoptar medidas para redistribuir los trabajos, tanto los remunerados como los domésticos y de cuidados y contemplar una reducción de la jornada laboral, rompiendo el estancamiento que vivimos desde que se lograse aprobar la jornada e 8 horas, hace ya más de 100.
- Es preciso un marco laboral más justo que se adapte mejor a los retos de la digitalización y la transición ecológica y apueste por el empleo digno y de calidad.