Aplausos acojonados. A la orden jefe

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Es un monstruo político, eso no puede negárselo nadie. La reencarnación de Maquiavelo – hay analfabetos que creen que comparar con Maquiavelo o llamar maquiavélico es un insulto. Nada más lejos de la realidad. Comparar con el creador de la política moderna, un genio, no es insultar-. La reencarnación  de César Borgia y hasta del Papa Alejandro VI, en pleno siglo XXI. Inclusos sus mayores enemigos, asienten sin rechistar y comparten esas verdades. Ha sido capaz de normalizar la corrupción negándola como murmuración cutre y endosársela sin despeinarse a la máquina del fango, la etiqueta como bulo y sigue adelante tan tranquilo. Se carga el ordenamiento jurídico y donde afirmó una cosa – la inconstitucionalidad de la amnistía, por ejemplo- afirma la contraria tan tranquilo. Retuerce la ley solo por sus intereses, lo presenta como si fuera interés público y consigue que muchos duden en principio y lo sigan ciegamente después. Hoy lo he visto en la clausura del Congreso de los socialistas, ufano, aplaudido, derramando seguridad, diciendo que ha ganado las elecciones de 2019 y las demás, lo cual no es cierto si creemos a las matemáticas y ahí sigue de presidente. La política de un tahúr del Misisipi, que diría Alfonso Guerra, el defenestrado, y sigue de presidente.  Me descubro, me inclino y me arrodillo ante tamaña capacidad de llevar al huerto a miles y miles  – los que tienen cargos y cobran por él, no cuentan- que no le deben nada. No puedo sino asombrarme ante el cesarismo que ha derrochado en ese congreso de aplaudidores acojonados, extasiados, abducidos por el UNO porque nunca he visto mejor reflejo en un ser humano del UNO de Plotino. Si tres o cuatro que he visto babeando en el congreso no lo conocen, se lo explico sin problema.

Mis tareas literarias – no me arrepiento, me jubilé para eso,  para disfrutar porque la vida es muy corta, no para meterme en política en la que jamás he estado- me han impedido seguir el congreso socialista, más partidista que nunca, sanchista más que socialista. Ni por los telediarios lo he podido seguir, aunque está claro que la española es una televisión dirigida con mando en plaza por el poder gubernamental y si ves la televisión planetaria, es un ejemplo de empresa que tiene dos televisiones distintas, una radio distinta y un periódico más distinto aún. Demuestra la sabiduría empresarial y que no hay que poner todos los huevos en la misma cesta para, en cualquier circunstancia, poder  decir aquello de “creí que íbamos a ganar los de derechas y hemos ganado los de izquierdas”, o viceversa, que siempre habrá un ganador en tu facción o a tu lado.

Repasando los diarios en la medida de lo posible e intentando escarbar para no comulgar con ruedas de molino veo que ha tenido lugar un congreso a la búlgara. Unanimidad total y absoluta. Lobato no existe, Page habló algo y ya se ha desinflado y Lambán es un abuelo decrépito que pinta menos que yo en el obispado de Orihuela.  Una de izquierda socialista  – ¿existe aún eso?- pide la palabra y pide que conste si no se la dan. Queda constancia, le responde, no puede hablar. Solo se admiten vivas y aplausos desatados. Nada.

Solo existe Sánchez, el Pontifex Maximus, el César. que ha reeditado, corregido y aumentado aquel poder de Alfonso Guerra – defenestrado y ni siquiera invitado, como Felipe- y ya lo saben todos los acojonados, entusiastas, aplaudidores, vitoreadores y celebradores del cesarismo plenamente instalado: el que se mueve no sale en la foto, es arrojado a las tinieblas y, si podemos, se queda sin sueldo y sin paro. Ya lo sabéis. Aplaudid, malditos.  Imposible, en el congreso búlgaro, no recordar la máxima jesuítica atribuida a Ignacio de Loyola: “Ad maiorem Dei gloriam”. Para mayor gloria de Dios. Solo hay que sustituir Dios por Sánchez.

Sánchez ha escenificado el poder absoluto. Es un político omnímodo y con un par de cojones – reconozcámoslo-, de modo que el que discrepe ya puede guardar silencio y, como mucho, repartir tabaco a los de su alrededor, si lo dejan entrar.

Los mítines son lugares propicios para que se cuelen y manifiesten pelotas de toda índole – véase a Aldama en algunos antiguos y al trabajador más largo y constante de este país que figura en nómina y no ha dado golpe jamás, campeón de gambas y acogedor en su sindicato de los más derechistas que he conocido jamás en las cárceles, y no hablo de presos. También son ideales para frases huecas y mentiras que nadie discute porque, contagiado de la euforia del lugar, como en las apariciones de El Escorial, de Fátima, de Lourdes o del Cristo de Limpias, la peña se viene arriba y el espíritu crítico brilla por su ausencia.

Oigo decir a Sánchez en un telediario que pillo al vuelo: Volveremos a ganar las elecciones generales, autonómicas y locales en 2027.  ¿Volveremos significa que las han ganado antes? No lo sabía. Sánchez es un presidente legítimo, pero no ha ganado. Consiguió la investidura pactando, algo legítimo en política, pero con un coste muy discutible – véanse opiniones de Felipe, de Guerra, de Rodríguez Ibarra, de Leguina…- para el Estado de Derecho.

En el colmo del peloteo un locutor que quiere medrar en su puesto, no hay duda, afirma entusiasmado: Por sorpresa aparece la esposa del presidente. ¿Por sorpresa? Eso estaba más preparado que una oposición a notarías. Es lógico, es normal. No lo critico. ¿Cómo no va a aparecer la esposa del protagonista, de la estrella del congreso? Es de cajón. Lo que es para nota, sobresaliente en peloteo, es decir que aparece por sorpresa, o sea, cuando nadie lo esperaba. Y suenan las fanfarrias y hay abrazos eléctricos y la gente se muere por un selfi, y hay que sacar los desfibriladores y las fregonas porque el suelo se inunda con todo el mundo yéndose de varilla y poniendo el suelo perdido. Es normal que la esposa esté en estos actos donde se glorifica al marido, señor locutor, no diga usted por sorpresa que es mentira y hace usted el ridículo.

Hoy, jubilado desocupado, inútil sin siquiera un partido político en el que distraerme, corro al bar y me bato el cobre para conseguir un periódico.  Uno de los mayores peligros es un viejo que pilla un periódico. Se aprende de memoria hasta los anuncios, hace los crucigramas y hay que apuñalarlo para que lo suelte.

Leo que el núcleo duro sanchista está preocupado, pese a las manos rotas por tanto aplauso, por la que se viene encima. Los poderes judiciales están más o menos controlados. Vean  si no, cómo un fámulo alabador, salió al escenario sin que le quitaran el micro como a la señora de izquierda socialista y empezó a dar las gracias a una recua de condenados: Griñán, Chaves, Magdalena… Eso demuestra, una vez más por si no estaba claro, que lo de iguales ante la ley es una milonga o, como dicen en Granada, son pollas en vinagre. Que le pregunten a Puigdemont.

Aldama genera ansiedad a pesar del congreso efervescente. No ha dicho nada nuevo. Es humo todo lo que ha dicho. Le he dado a fulano y a mengano, estuve en tal sitio y en tal otro, soy del FBI y de la CIA. Una mierda pinchada en un palo. Pero…¿ y si aporta pruebas? ¿ Y si tiene papeles de la republica dominicana o de Venezuela o de donde cojones sea? Hay que tener en cuenta que cuando hay denuncias e imputaciones todo el mundo dice, eso es falso, no hay nada, estoy tranquilo y no tengo nada que temer. Estas cosas son de largo recorrido y para eso están los abogados, para ir poniendo trabas y bajando el souflé hasta reducirlo a una cosa que “nos suena de algo” pero no recordamos bien de qué.

Tenemos Sánchez hasta 2027 y ya iremos viendo a costa de qué.  Los populares han intentado, sin conseguirlo, montar otro congresillo para pillar aunque sea la pedrea del telediario. Lo han montado en Pucela, donde yo batí el récord   – junto con otros cuantos desgraciados que servíamos a la patria- de estar tiempo sin lavarme. Hacíamos guardia en un cerro hueco donde había un polvorín para que ustedes votaran tranquilos la Constitución que en tantos artículos es papel mojado. Había un polvorín pero no había agua, solo el Duero congelado porque entonces, en diciembre, hacía frío.  Allí también me quedé sordo tirando seis mil  cañonazos y ahora oigo las conversaciones a medias porque piden site mil pavos por unos pinganillos que no mejoran demasiado el cotilleo y me jode pedir una hipoteca inversa por esa mierda. Total para lo que hay que oír…

Los populares lo tienen mal por ahora. Fueron defenestrados  – recuerden que Bárcenas tampoco había hecho nada y era un peso pesado como Ábalos, he dicho peso pesado solo, que yo respeto la presunción de inocencia- y siguen en horas bajas a pesar de su poder territorial. Tienen alcaldes, tienen presidentes de autonomías, pero Sánchez gobierna con Puigdemont, Yolanda, Rufián,  Bildu y Arzallus que en paz descanse. Lo tienen mal porque a la mínima le sacan la foto en el barco con Dorado y entonces la hemos jodido. Por si faltaba poco parió la abuela. Mazón ha demostrado una inutilidad de libro y su gestión de la riada valenciana es como para emigrar a Mauritania y hacerse eremita.

Manuel Avilés, escritor y director de prisiones jubilado, columnista de h50 Digital

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