Es una triste realidad. La disforia de género sigue siendo objeto de presiones familiares y sociales. Es una identidad de género que no responde con la morfología corporal o el sentir de la persona que lo sufre. Un caso que requiere comprensión y apoyo desde el minuto uno porque el sufrimiento que conlleva estar o sentirse encarcelado en un cuerpo no le corresponde es como la sensación de ahogo, de llevar una soga al cuello.
El sentir de una persona ante esta situación pude derivar a ideas autolíticas rondando sobre su cabeza de forma continua. Son perfiles que viven una vida que no les crea motivaciones para la misma. El acoso y rechazo magnifican está sensación de ahogo viral que en el peor de los casos lleva al suicidio.
Es rocambolesco que una madre defina a su hijo como una persona “muy buena” pero con un “grave defecto” que es ser homosexual. La misma madre que lo califica como accidente pero que logró finalmente recapacitar y a abrazar a una persona. A veces el simple hecho de que un nombre femenino de cambie por el masculino ejerce tendencias positivistas a nivel mental y logra que la persona se sienta mejor.
“Ya no se llama Marta sino Alberto y así es feliz”
Puede ser el punto de partida de la persona para que comience a usar un vestuario más masculino y actitudes que la hacen feliz. Pero se enfrenta a la presencia de burlas, acoso y rechazo que les amenaza con dañar tremendamente. En ese punto se plantean desaparecer de esta sociedad enferma que no respeta la libertad del ser humano y el derecho de cada uno a ser feliz a su manera.
No todos pueden cambiase sexo y es muy importante aconsejar que se produzca el inicio de la hormonación coincidiendo con el momento de aumento de mamas y considerando la posterior decisión del cambio de genitales por vulva que muchos no realizan ya que se sienten satisfechos con el primer paso.
Aconsejamos iniciar el proceso de cambio de sexo posterior a la adolescencia a sabiendas que el vaivén hormonal de esta etapa que conlleva el deseo sexual y exploración del propio cuerpo y el de los demás produce a veces una confusión esporádica de identidad. Esta confusión a veces es pasajera y al enamorarse descubren su verdadero sentir.
Se están produciendo casos de quienes cambiaron de sexo y a posteriori se arrepienten y quieren volver al sexo inicial. Por ello la comprensión, el afecto y ayuda psicológica desde la niñez a quienes desean vivir la vida a su manera igual que el resto.
Las vestimentas y los nombres son un reflejo de nuestra personalidad libre y que nada ni nadie deben poner objeciones. Que la sociedad que apedrea a un inocente cure los ojos y piense lo que siente un preso entre barrotes ya que estos casos se asemejan a quien se siente encerrado en su propio cuerpo. Un cuerpo que no le corresponde y no quiere ver reflejado en el espejo.
“Humanidad y respeto a estos seres humanos excepcionales llámense María o Iván y que ya sufren lo que el azar, el destino o naturaleza les ha hecho vivir. Va por ti Iván y allá donde estés te queremos”
Autora: Pilar Enjamio Furelos
