Esta semana se aprueba la Amnistía a favor de quienes decidieron coger la Constitución Española y tirarla por el retrete, sin más. Pero no, no pienso reparar en esto. Prefiero hacerlo en los “Piolines de Zoido”, esas “bestias sanguinarias”, esos “hijos de puta con placa y pistola”, esos “perros del poder vendidos al diablo”, en esos, sí.
Y es que estos hijos de Dios y de la Patria, la élite de las leyendas en orden público a nivel mundial, demostraron aquellos lamentables y angustiosos días que puedes contar con sus botas, defensas y escudos para defenderte en el mismísimo infierno. Porque ellos no retroceden por cobardía, lo hacen para aplacar la amenaza con mayor orden y musicalidad; siendo una máquina letal de reprimir ilegalidades y actos violentos. Durante aquellas jornadas de duro e inimaginable trabajo se coronaron, demostraron ser los mejores en lo suyo. Algunos resultaron gravemente heridos, de por vida. Dicen los susurros de la envidia que la UIP se “deshizo”, cuando la realidad es que se mantuvo y creció, si bien alguno descubrió su camino profesional en otras unidades. De todo, les cayó de todo, incluso motosierras y electrodomésticos… De todo. Y ellos ahí, con el corazón bombeando ríos de sangre y el miedo en el cuerpo, pero las botas pegadas al suelo y en posición, con ganas de seguir en la brecha. Porque sí, ellos han nacido para estar en la brecha, en el mismísimo infierno.
No es ocioso recordar Ferraz, donde ciertas órdenes perjudicaron su imagen, y sí, siempre puede haber garbanzos negros y pecadores. Aquí todos hemos actuado mal alguna vez y lo saben. No me vale hablar de gases o de “porrazos”, me vale señalar una acción y corregirla, no generalizar -que se da muy bien cuando es de puertas para fuera-. La mala práxis de un individuo se soluciona trabajando sobre el caso, no atizando al grupo.
Sin embargo, lo verdaderamente destacable es el nivel y la altura que mostraron todos ellos, a quienes dejaron “tirados” en un crucero de mala manera en vez de llevarles a un hotel con comidas y recursos como es debido, entre otras cosas. Pues, aun con esas, fueron los mejores. Por aquel entonces, se les hacía la ola; hoy, sin embargo, ante la falta de análisis riguroso, se les apedrea.
Me encanta ver a personas de alcance elevado, como es el caso de Macarena Olona, que les defendió y les defiende, vaya que si lo hace. No pierde oportunidad. Y es lo que deberían hacer en algunos partidos políticos que se deshacen en halagos hacia las fuerzas del orden, pero luego se acercan a las manifestaciones para controlar algo que no saben cómo funciona. Y otros que dedican parte de sus discursos, vacíos, a recordar a quienes queman rueda en la calle todos los días para mantener las calles seguras, pero que luego pudiendo hacerlo, no hacen nada. Luego ya están los que permiten que mueran efectivos dotándoles de bazofia para hacer frente a narcotraficantes -que ya actúan como terroristas, que les asesinan si es necesario arrollándolos con 14 metros de eslora.
Un rosario de efectivos se juntó en Cataluña por aquel entonces sin imaginar que verían arder calles, que tendrían a gente dispuesta a matarles si es necesario porque aquello se trataba de lograr la República y de evitar al Estado represor que es España. Pero los “Piolines” allí estuvieron, aguantándolo todo, unidos y con muy poco material, para variar. Así que, tal vez sea un romántico del asunto, pero no fue en vano, demostraron ser los más grandes y siempre podrán decir con orgullo que fueron los vencedores en un campo de batalla sin igual: “yo estuve allí”. Orgullo, aunque algunos les quieran mandar al carrer por estar la Amnistía a la vuelta de la esquina.