La Asociación de Jubilados de Pontevedra (AJUPOL) celebró el pasado día 5 de octubre una comida de confraternidad en en la Isla de San Simón con motivo del día del Patrón de los Santos Ángeles Custodios.
La jornada partió en barco desde el muelle de San Adrián de Cobres desde donde zarparon los asistentes hasta su llegada a la isla. Previa la comida, los agentes jubilados y sus acompañantes pudieron distrutar de una visita guiada dirigida por la responsable de la naviera Piratas del Navia.
La “xuntanza” tuvo un momento de nostalgia recordando a aquellos ángeles que ya no están entre nosotros y que se recordarán para siempre. También hubo tiempo para homenajear a José Adolfo Almuiña al que Xosé Freire le hizo entrega de una placa conmemorativa.
Precisamente Freire, como presidente de AJUPOL, nos traslada este comunicado recordando esta “xuntanza” tan especial.
“Sedia-m’ eu na ermida de San Simión /
e cercaron-mi-as ondas que grandes son. /
Eu atendend’o meu amigu’! E verrá?”.
Los versos de esta cantiga de Amigo han sido analizados a lo largo de los siglos con la misma pasión descabellada que afecta a todo lo relacionado con la isla de San Simón. Pertenecen a un trovador del siglo XIII, Mendinho.
Esta cantiga es -¿o era?- en mis tiempo de estudiante, de lectura obligatoria en los institutos gallegos. La cantiga relata una historia triste: la enamorada que, en la isla, espera a su enamorado bajo la insistente pregunta de duda: “¿Y vendrá?”. Finalmente, se resigna.
“No hay barquero ni remador,
morirá hermosa en el mar mayor;
no hay barquero ni sabe remar,
morirá hermosa en el alto mar”.
Pues aquí, en este hermoso lugar, traídos por las olas, nos encontramos hoy para celebrar esta comida de confraternidad, con motivo de nuestros patronos los Santos Ángeles Custodios.
Y al igual que en la Cantiga, también nosotros esperábamos que esas olas nos trajeran hoy a un amigo, a un compañero, que ya no vendrá: José Quintana. Pero eso no debe entristecernos, porque sabemos que, como escenificaba José Mª Seco en una composición que nos remitió por wasap, es un ángel más que nos cuidará en adelante. Lo recordaremos siempre.
Y nos alegramos hoy, porque, como socio de mayor edad, homenajeamos a José Adolfo Almuiña Vence.
A lo largo de este camino muchas veces duro de nuestra vida profesional, ésta nos regala la presencia de una persona como Almuiña. Una persona que, detrás de ese semblante recio, esconde un hombre con sentimientos, honrado, leal, buen profesional y un gran compañero y, además, un buen esposo, padre y mucho mejor abuelo.
Cuando hacemos nuestro quehacer con compromiso y solidaridad, éste se vuelve trascendente. Cuando servimos con dedicación y generosidad, como tú lo has hecho, la existencia adquiere un nuevo significado: empezamos a ser dignos de vivir en este mundo. Por eso te consideramos digno, no solo de vivir en este mundo, por supuesto, sino de ser nuestro amigo. No te quepa la menor duda que, mientras sigamos viviendo, formarás parte de todos nosotros.
Estimados compañeros/as: La vida hizo que nos conociéramos, y en ese momento supimos que habían llegado a nuestra vida unas personas dispuestas a escucharnos y entendernos.
Somos conscientes que no podemos solucionar todos los problemas que, en un determinado momento, se le presenten a alguno, pero los demás estaremos cuando se nos necesite, disfrutando de sus alegrías y tristezas.
No juzgaremos las decisiones que cada uno tome en la vida, solo nos limitaremos a apoyarle, si lo pide. No podremos evitar sus sufrimientos cuando alguna pena le embargue, pero podremos llorar con él para aliviar ese sufrimiento.
No podremos cambiar el futuro, pero cuando alguno nos necesite, estaremos ahí, ofreciendo nuestra mano.
Este debe ser el espíritu de este grupo de compañeros y amigos, y que formamos la Asociación de Jubilados de la Policía de Pontevedra.
Que así sea y buen provecho
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