Hay un dicho que reza: “a quien juzgue mi camino le presto mis zapatos”. Lo que viene a decir, es que, si quieres juzgarme, debes primero ponerte en mi situación.
A esto se enfrentan diariamente las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, funcionarios de prisiones y vigilantes de seguridad, entre otros. Tomar una decisión en un segundo, que puede cambiar su vida o la de otros.
Es fácil analizar y juzgar una situación desde un despacho, viendo una y otra vez un vídeo sobre los hechos, analizando qué se ha hecho bien o que mal.
Pero pocos se preguntan, ¿Qué habría hecho yo en su misma situación? Sólo analizan la intervención con la legislación en la mano, tales como disparos a zonas no vitales del cuerpo ante una amenaza real contra nuestra propia vida o la de terceros.
Hace unos días pudimos leer muchos titulares, de cómo un policía blanco de EEUU, disparaba hasta en cuatro ocasiones, matando a una chica menor de raza negra. Desde h50 se optó por el titular “La policía en Ohio neutralizó a una menor de edad que atacaba con un cuchillo a otras dos mujeres”.
Ante este tipo de noticias, comienzan a salir los expertos en este tipo de situaciones, en los que lejos de dar su opinión, se atreven a juzgar y condenar la actuación, sin pensar en que, si no hubiera estado allí el policía, seguramente las otras dos mujeres estarían muertas. En que, si el policía hubiera tardado más en reaccionar, la mujer que estaba siendo acometida con un cuchillo en el cuello, estaría muerta. Sin pensar, en ¿Qué habría echo yo en su lugar?
Hay una escena de la serie Blue Bloods, que transmite a la perfección, esta situación.
Se puede ver como en un momento de estrés, se pierde la noción de todos los sentidos, apareciendo el llamado efecto túnel.
El efecto túnel, es la pérdida de la visión periférica, dejándose de percibir la mayoría de las cosas que han pasado a nuestro alrededor en un momento de mucho estrés.
Dejas de percibir cosas básicas como si hay alguien al lado del agresor, o incluso que tipo de arma lleva.
Hay situaciones de vida o muerte en los que hay que tomar una decisión en décimas de segundo
Es por eso que habría que tener estos factores en cuenta a la hora de juzgar una actuación de un policía en la calle.
Un ejemplo claro, sería cuando se recibe una llamada de gritos de auxilio en un domicilio. Los policías acuden al lugar y escuchan gritos y cosas romperse desde el interior de la vivienda.
Llaman a la puerta, al grito de ¡Policía, abra la puerta!
Se abre la puerta y al otro lado hay un individuo que se lanza hacia los policías con un objeto en la mano.
Todo pasa en pocos segundos y esa decisión, puede costarte la vida o mandarte a prisión.