La Audiencia Provincial de León ha condenado a siete años de prisión al hombre que estafó cerca de 300.000 euros a una anciana con un trastorno mental a la que hizo creer que el dinero era ingresado en el “Banco del Cielo” para poder construirse allí una vivienda junto a su madre y esposo ya fallecidos.
La víctima padece alteración en el contenido del pensamiento, en forma de ideación delirante místico religiosa y megalomaníaca que alteraba, en su totalidad, su capacidad de juicio y decisión, pues la situaba fuera de la realidad. Esta situación e ideas delirantes, al menos desde 2013, se hizo más presente, alterando sus capacidades cognitivas y volitivas plenamente.
Los magistrados de la Sección Tercera consideran probado que el acusado, conocedor del estado mental de la mujer -de sus exageradas ideas religiosas que le hacían incluso considerarse “santa”-, maquinó la posibilidad de hacerse con todos los ahorros que tenía depositados en distintas entidades bancarias. A tal fin hizo creer a la anciana, con llamadas telefónicas desde número oculto, que “Nuestro Señor Jesucristo” o la “Virgen María” llamaba para pedirle que sacase distintas cantidades de dinero de sus cuentas y se las diese a él para depositarlas en el “Banco del Cielo” o bien que se las llevase a la tienda que el acusado regentaba.
Una vez allí, relatan los magistrados en su resolución “en un cuarto para masajes que había en el local, le decía que metiese el dinero en un cajón desde donde iba al ‘Banco del Cielo’, provocándole la convicción de que allí le rentaría más y podría construir una casa en el cielo, junto a su madre y esposo -ambos ya fallecidos-, haciéndole creer el acusado que también él depositaba dinero en mencionado banco celestial”.
La sentencia explica que para dar mayor credibilidad a las “apariciones”, el acusado escenificaba conversaciones en su tienda o al teléfono, cambiando o alterando su voz y haciendo creer a la anciana que estaba hablando con su madre fallecida, Dios o la Virgen María, presionándola al decir que iba a matar a sus hijos o hacer desaparecer el dinero depositado en el cielo si contaba a aquéllos que estaba entregándole dinero.
El condenado ha incorporado a su patrimonio casi 287.000 euros de la anciana a la que estuvo engañando durante seis años. La víctima ha perdido todos sus ahorros quedándose sólo con las mensualidades de su pequeña pensión de las que no pudo apoderarse el acusado al ser descubierto y denunciado por los hijos de la víctima.
“No sólo ha perdido todos sus ahorros sino que quedó deudora con el banco al que pidió el préstamo personal (finalmente cancelado con la acción de pago realizado por su hijo) y ahora se enfrenta a su futuro no con lo que tenía sino con lo que la ha quedado (únicamente su pensión devengada mes a mes) tras la acción depredadora del acusado quien, sin duda, conocía que con sus sucesivos requerimientos, acabaría esquilmando todo el patrimonio de la anciana (recuérdese que ella, en su declaración en el juicio, llegó a pedirle para comprar pan pues no tenía ya dinero y él la contestó que no podía darle nada pues había tenido unos gastos imprevistos por una -supuesta- enfermedad de su madre)”, señalan los magistrados en una resolución que no es firme.