Este artículo aborda un contenido delicado como es el suicidio. Si resides en España y estás pasando un mal momento, puedes encontrar ayuda en el teléfono 024, en el teléfono contra el suicidio 911 385 385, o en el teléfono de la Esperanza 717 003 717.
Los casos de suicidios entre policías y guardias civiles arrojan cifras más que preocupantes registrándose año tras año pérdidas de vidas humanas con la siempre sensación de porder haber hecho más por evitarlas. Es una lacra que afecta también al conjunto de la ciudadanía aunque cuando se trata el caso que afecta a un profesional de la seguridad la repercusión mediática se ceba con más saña atentando directamente contra el respeto a la vida humana y carencia de todo tipo de sensibilidad o ética.
En los últimos meses, un estudio efectuado por analistas de h50 ha registrado una perversa tendencia al alza en cuanto a la forma de difundir este tipo de dramas. Tanto de medios muy reconocidos a nivel nacional como desde maquiavélicos tuiteros o “blogs de aficionados” se han difundido noticias que atentan directamente contra la dignidad y causan un grave dolor a familiares y compañeros usando una muerte, una tragedia, como una herramienta publicitaria con la que generar más visitas, atraer más audiencia o ganar más “likes” en la red social de turno.
Absteniéndonos de replicar cualquiera de estas formas o titulares con el propósito de no causar más daño ni dolor, hablamos con Mónica Blasco, Vicepresidenta de la asociación Ángeles de Azul y Verde, un proyecto que nace en septiembre de 2015 para combatir en la sombra el drama del suicidio policial. Con ella abordaremos durante esta entrevista el tratamiento de la información, protocolo y ética a la hora de difundir o dar a conocer dramas como el que nos afecta tan directamente.
P: ¿Crees que hay suficiente ética, moralidad y calidad humana a la hora de informar sobre casos de suicidio?
R: Si hacemos una reflexión desde la ética, rotundamente no. La moral debería ser fundamental en cualquier actividad social, y más cuando esta actividad puede afectar a personas en riesgo. No todo vale, no, y cuando las redes sociales se convierten en el motor de nuestra vida, podemos perder la perspectiva.
Las redes sociales pueden ser una muy buena herramienta comunicativa, ayudándonos en muchos aspectos de nuestra vida, si estamos pasando por problemas, también. Pero si las retorcemos a base de buscar clickbaits, caeremos en una comunicación sensacionalista que está demostrado que es dañina y en especial en el fenómeno del suicidio. Cuando realizamos comunicaciones acerca del suicidio, nos debe mover la prevención, no lo clicks.
El silencio no es bueno, hablar previene, pero no de cualquier forma, hay que hacerlo bien. Y si queremos publicación con calidad humana, habrá que hacer caso a los expertos.
Internet tiene en la actualidad un alcance que nunca hemos visto, y no son muchas veces los grandes medios los que más llegan, sino personas particulares con más o menos seguidores, así que la comunicación ha trascendido de los tradicionales medios a casi cada persona con acceso a internet. Si no hacemos una revisión como sociedad y nos damos cuenta de la deriva a la que nos está llevando, y seguimos pasando por encima del dolor y de la vida de las personas, quizás las cifras que estamos viendo de suicidios, lejos de frenarse y retroceder, aumenten.
Todos tenemos un trabajo a la hora de prevenir el suicidio, el suicidio no es cosa de otros, es cosa de todos, y éste trabajo empieza por preguntarse, ¿estoy ayudando a reducir el dolor de las personas o lo estoy agrandando? ¿Qué calidad humana se desprende de nosotros si sabemos que hacemos daño a los seres queridos de un fallecido por suicidio o alguien que pueda estar en riesgo, y aún así seguimos una vez tras otra publicando datos personales, métodos, lugares o circunstancias particulares de ese suicidio? La gente tiene derecho a equivocarse, pero no se puede insistir en que por ahí duele y seguir en el mismo camino.
Aunque la mayoría de veces no es bajeza moral, es puro desconocimiento, y nos encontramos muchos casos de compañeros que en un afán de visibilizar este fenómeno, lo hacen de manera inadecuada, sin conocimiento de que lejos de ayudar, lo que hacen empeora la situación. Entonces es cuando duele profundamente que en las formaciones sobre suicidio queden plazas vacías. Nos instalamos en la queja en lugar de en la acción. Y hay muchísimas cosas que cada uno de nosotros podemos hacer en redes sociales e incluso en nuestro día a día y en nuestro trabajo para ayudar a que baje esa cifra de suicidios.
P: ¿Qué efectos tienen esas conductas sobre el entorno familiar y cómo podrían afectar a otras víctimas?
R: La evidencia científica nos dice que la forma en la que comunicamos importa: puede ser preventiva o causar efecto contagio.
Así empieza la guía de recomendaciones para comunicar sobre el suicidio que ha editado la asociación La Niña Amarilla junto a Papageno y Afasib.
El efecto Werther o efecto copycat, contagio o imitación, no es nuevo, ha sido muy estudiado por psicólogos y sociólogos. Este efecto fue acuñado tras una investigación que realizó el sociólogo estadounidense David Phillips hace ya casi 50 años, y ha sido corroborado en otros estudios realizados hasta la actualidad.
Un uso inadecuado de la información puede incrementar el riesgo de suicidio en personas vulnerables. Cuando una persona está en riesgo, vamos a poner de ejemplo a alguien con un problema del estado del ánimo, se encuentra más susceptible, pudiendo magnificar todo lo que recibe.
El efecto Werther tiene demostradas evidencias cuando el personaje es célebre, pero también cuando son personas anónimas y se hace una asignación simplista de la causa del suicidio. Todos hemos recibido un whatsapp a algún grupo de compañeros informando del suicidio de un policía al que se ha añadido más tarde o más temprano el mensaje de se estaba divorciando, no se hablaba con sus hijos, y un largo etc.
Muchas investigaciones han encontrado evidencia sobre todo en el efecto que puede tener publicar métodos de suicidio específicos. Además los mensajes repetitivos que se dan cuando alguien muere por suicidio pueden precipitar el suicidio de personas vulnerables, estas personas se ven reflejadas en la situación del fallecido y pueden pensar erróneamente que la salida a su sufrimiento puede conseguirse a través del mismo doloroso camino. Se puede dar un proceso de identificación con la persona fallecida por compartir alguna característica, como puede ser en nuestro caso, la profesión. Además una persona en riesgo que esté teniendo ideación suicida o incluso un plan suicida, cuando se publican métodos, entiende que el método empleado que se ha explicitado es efectivo, y puede imitar esa conducta.
Hay que tener también muy presente que después del suicidio de una persona sus seres queridos y allegados son especialmente vulnerables, ser superviviente de suicidio es un factor de riesgo muy importante y estas personas experimentan unos fuertes sentimientos de incredulidad, culpa, vergüenza, aislamiento social, estigma, sentimiento de abandono e ira, y ver reflejada la muerte de su ser querido en redes sociales solo empeora la situación. Estamos haciendo una intrusión no consensuada en el dolor y en la vida privada de una familia que tiene derecho al respeto de su intimidad, así como la persona fallecida. Estamos hablando del hecho más traumático en la vida de alguien, y estamos haciendo público el tremendo dolor de alguien que no lo ha elegido. Con las publicaciones sobre la muerte de su ser querido entorpecemos enormemente su duelo, que ya es traumático por sí mismo, ya que debe ser él quien elabore el duelo a su manera y al ritmo que necesite y con estas publicaciones se le imponen los tiempos. Además esas publicaciones quedan ahí para que el dolor se reviva una y otra vez. Los familiares pueden entrar en shock y no asimilar a nivel emocional la muerte y menos que ha sido por suicidio, sobre todo en estos primeros momentos que pueden ser de shock e incredulidad es muy doloroso ver publicada cualquier noticia sobre el fallecimiento por suicidio de su ser querido. El superviviente puede llegar a negar que su ser querido se ha suicidado, y el proceso por el que se llega a asumir este hecho no puede ser forzado, debe ser la persona afectada quien elija los tiempos y las tareas del duelo que emprender.
Pero tenemos buenas noticias, tenemos el efecto Papageno, que nos demuestra que todos podemos ser agentes de prevención cuando tenemos compasión por los demás y ganas de cambiar las cosas a través de la empatía social.
Así que el efecto contrario del efecto Werther, el efecto Papageno nos dice que podemos ayudar mucho a través de las publicaciones en redes sociales que no perpetúen los mitos,den visibilidad a las señales de alarma, trasmitiendo esperanza y comunicando que hay posibilidad de recibir ayuda y de cambiar la situación, aportando recursos y visibilizando el suicidio desde la delicadeza, contando por ejemplo historias de superación. Hacerlo con sensibilidad no le resta reivindicación. Hay que construir mensajes desde el conocimiento, buscando su valor preventivo intentando alfabetizar sobre el suicidio, dando una visión del suicidio como algo multicausal, complejo y sobre todo prevenible.
Insto a quien tenga dudas y siga poniendo quién, dónde, cómo, porqué o incluso la fotografía de alguien que ha fallecido por suicidio a que acuda a una reunión de un grupo de ayuda mutua de supervivientes por suicidio a escuchar cómo se sienten cada vez que ven una publicación así.
El suicidio es algo tan serio que no necesita ni sensacionalismo, ni dramatismo ni alarmismo, necesita que usemos las herramientas disponibles, y escuchemos a magníficos ejemplos que tenemos dando visibilidad al suicidio desde la prevención en redes sociales. Estamos a tiempo de cambiar las cosas comprometiéndonos como profesionales de la comunicación, de la psicología o de la seguridad pública y como personas anónimas que ponen su granito de arena, simplemente hablando, hablando bien. Así que nuestra asociación da las gracias a quien comunica con responsabilidad y ética dando esperanza y dejándose asesorar por expertos, afortunadamente cada vez vemos más personas implicadas que sí se informan de cómo se debe comunicar sobre suicidio. Sabemos cómo frenar el suicidio, no hay que demorarlo más, pongámonos a trabajar.
P: ¿Podrías aportar algún tipo de pautas o consejos tanto a redactores de medios como a particulares a la hora de evitar publicaciones escabrosas o dañinas?
La principal es que cada vez que se vaya a publicar contenido sobre suicidio hay que pensar simplemente ¿Qué quiero conseguir con esta publicación?
Si realmente quieres ayudar hay que pensar que todo lo que escribes lo puede leer la madre, el hijo, el hermano del fallecido o alguien que está ahora mismo pensando en quitarse la vida, que son además los que en un momento duro pueden buscar ellos este tipo de publicaciones, no solo llegarles casualmente. ¿Si fuera un familiar tuyo publicarías eso?
La solución al problema de salud pública que supone el suicidio pasa por la corresponsabilidad e implicación de toda la sociedad y se necesita una respuesta integral, por eso como asociación, aparte de ser enormemente cuidadosos en nuestras publicaciones tenemos una breve guía con nociones muy básicas que compartimos con las asociaciones o personas particulares que comunican de forma inadecuada.
Estas nociones serían las siguientes (algunas ya las hemos nombrado):
- No publicar fotografías ni vídeos de la persona fallecida (o que ha intentado quitarse la vida), no publicar fotografías de métodos empleados, de la escena del suicidio ni otras fotografías dramáticas (como cornisas, armas etc).
- El suicidio por norma general no es noticia, así que no hay que narrar las conductas suicidas de personas anónimas.
- No publicar notas de suicidio (ni decir si las ha dejado) ya que romantiza la idea de suicidio y es un detalle que pertenece a los seres queridos.
- No informar sobre el método usado aunque no aportemos fotografía (los métodos se imitan).
- Evitar aportar información detallada sobre el lugar (los lugares también se imitan), estos detalles y las imágenes pueden incrementar la ideación suicida en otras personas al hacerlos más realistas, concretos y cercanos.
- También hay que evitar dar detalles personales, porque las personas que se encuentran en esa misma situación pueden sentirse identificadas.
- No hay que presentar la muerte o intento de suicidio como consecuencia de razones simplistas, NO HAY UNA SOLA CAUSA PARA UN SUICIDIO, aunque pueda haber precipitantes del mismo.
- Entre servicios de emergencias, no tratar las intervenciones de los servicios de emergencia como actos heroicos, insinuando que se está jugando la vida “por culpa” de la persona con conducta suicida, mejor emplear palabras como acoger o ayudar, antes que rescatar o salvar, el protagonista es la persona que sufre y lo importante evidenciar que hay recursos de ayuda tras la intervención (recordemos que tras el suceso, la situación para la víctima sigue siendo crítica, para ella no se ha acabado el problema). Evitar en todo momento que nadie reconozca a las personas involucradas en la intervención.
- Sí hay que luchar contra el estigma, desmontar mitos, dar a conocer recursos, y señales de alerta, describir tratamientos con evidencia científica y hablar sobre factores de riesgo o protección que han sido estudiados, y sobre qué hacer o no hacer, siempre guiándose por fuentes fiables.
- Podemos dar a conocer a las personas que han tenido ideación suicida o incluso han intentado quitarse la vida y lo han superado, o supervivientes del suicidio.
- Podemos expresar el pésame sin dar ningún dato personal, pensemos en el familiar que lo está viendo.
- Hay que presentar el suicidio como algo evitable y prevenible, diferenciando opiniones de la evidencia científica.
Todo esto lo podéis ampliar con la guía en mis zapatos que tenéis en nuestra página web www.angelesdeazulyverde.org en el apartado de guías.
Finalizar con una serie de recursos disponibles
Si estás pasando un mal momento tienes numerosos recursos. Si eres miembro de las fuerzas y cuerpos de seguridad escribe a info@angelesdeazulyverde.org o infórmate en www.angelesdeazulyverde.org.
Línea de atención a la conducta suicida del Ministerio de Sanidad 024.
Teléfono de emergencia 112
Teléfono contra el suicidio 911 385 385
Teléfono de la Esperanza 717 003 717
Si quieres ampliar información sobre los recursos disponibles mándanos un mensaje al correo info@angelesdeazulyverde.org