En mi primer artículo, en el que presentaba el proyecto de monumento a los lectores de h50, ya advertía que las fechas para dar a conocer la iniciativa no eran las mejores por ser las fiestas navideñas. Sin embargo, la historia es la que es, y son precisamente estas fechas en las que se desarrolla el proceso administrativo del Consejo de Ministros que da a luz el real decreto fundacional de la Policía. Este proceso lo conoce y explica mucho mejor que yo don Martín Turrado, y recientemente lo contaba en detalle en estas mismas páginas. Coincido en su opinión, hay que poner en valor cada hito de la creación, que no podemos dejarlo en un decreto, como si hubiera nacido de la nada. Son precisamente estas fechas, estos hechos, los que forman el contexto del hito que celebramos. Y por ello, desde esta tribuna privilegiada que se me ha ofrecido en H50, voy ofreciendo estas pequeñas aportaciones al momento que evocamos. Sólo conociendo la historia podemos dar razón de los pasos que ha ido dando el cuerpo, en este caso la Policía Nacional.
La ley fundacional no fue un invento feliz, un real decreto aislado, fue un proceso querido por el Rey, con la opinión e informe de seis ministros reunidos en junta, y con la aprobación por unanimidad del Consejo de Ministros. Querido por el rey, pero cuya redacción principal se debe a José Manuel de Arjona de Cubas, como ya hemos analizado en anteriores ocasiones. Es además desde su inicio un proyecto vivo, pues en las líneas del decreto se ve clara la intención de mejorar lo que se propone y aconseje la experiencia. Un decreto abierto a mejoras, lejos de la soberbia que ha acompañado a tantas leyes durante la historia de la humanidad, para conseguir la perfección que exige la seguridad y el reposo de los ciudadanos. Un proyecto que culminó en la Navidad de 1823 para remitirse al rey con el año nuevo, que aceptado por el Consejo y con el visto bueno del rey, se publicó en la Gaceta de Madrid el día 13 de enero.
Algún historiador que ha atacado el bicentenario, cada vez más acorralado por su falta de argumentos, está pasando de intentar retrasar un siglo la fundación de la Policía a procurar ensuciar a la Policía General del Reyno por sus labores políticas. La lectura de las leyes puede resultar, a veces, tediosa; pero no se puede discutir una ley sin haberla leído, y es en lo que han caído la mayoría de los que atacan la celebración del bicentenario. Las funciones que el decreto fija para la Policía, en la actualidad son compartidas en gran medida por los ayuntamientos y la Guardia Civil. Las que podemos considerar más políticas están amparadas por las leyes actuales (así como las de muchos países en el siglo XIX, en términos parecidos a los que se aplicaban en España), puesto que estas funciones son las labores que hoy llamamos de información, el cumplimiento de la censura, y la persecución de las sociedades secretas. La cartilla de la Guardia Civil se refiere más de dos decenas de veces a la obediencia del jefe político, y dice que el número deberá ser prudente, sin debilidad, firme sin violencia, y político sin bajeza; por lo que sería fácilmente imputable la misma acusación, que no deja de ser igual de falsa, puesto que la obediencia al poder es la base de funcionamiento de cualquier institución del estado (debiendo preservarse las garantías, los derechos, y la separación de poderes), siendo la censura la única función que no cita de forma expresa pero que también la competía, como a todo agente de la autoridad.
En conclusión, les recomiendo la lectura del artículo de don Martín Turrado que refleja los distintos pasos que se dieron en estos días, hace hoy doscientos años. Y les vuelvo a invitar a participar económicamente en el proyecto de monumento a la Policía Nacional, puesto que será un testimonio del bicentenario que proclamará en los años venideros lo que hoy celebramos. El testimonio más duradero que podemos ofrecer como regalo a una institución tan querida y necesaria es un monumento. Un regalo y un cariño que no significa que no amemos y reconozcamos el valor de otras instituciones, a cuyos cumpleaños asistiremos gustosos si somos invitados, como lo hemos hecho ya durante nuestros cinco años de vida. Un presente que debe ensalzar la figura de nuestra Policía y sus doscientos años de servicio, durante los que ha servido al ciudadano con todos los regímenes políticos, porque el ciudadano es su razón de ser e, independientemente del gobernante, por encima de éste está la ley. Un monumento que se nos ofrece a manos de un maestro de mérito sobrado que ya nos ha enseñado cómo se hace historia a través del arte, Salvador Amaya, en el que se unen el rigor histórico y la destreza, haciendo que ese rigor dé todavía más lustre y mérito a la destreza.
Pueden realizar sus donativos mediante transferencia a la cuenta bancaria con IBAN ES1630580972752720026250 de la entidad bancaria Cajamar, bizum al 08558, o paypal@donantenacional.es
Puede encontrar la información completa del proyecto en la web https://www.donantenacional.es/monumento/
Luis Mairata De Anduiza, Presidente de ANDFCAE, Asociación Nacional de Donantes de las Fuerzas y Cuerpos Armados de España.