Criminalización y despenalización

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He intentado por todos los medios aguantarme, pero me ha resultado imposible. No quería hablar del tema del beso de Rubiales, pero visto que incluso Otegui opina de ello, me lo han puesto a huevo.

Realmente no quiero hablar ni del beso ni de sus protagonistas. Lo que pretendo es hacer una comparativa sobre la criminalización de ése acto supuestamente espontáneo frente a otros infinitamente más reprochables y deleznables.

No concibo como algo sano para nuestra sociedad que se haya criminalizado una supuesta muestra de efusivo cariño (así fue cómo se calificó al principio), ni logro comprender que se politice todo y cualquier gesto sea sacado de contexto y utilizado con fines perversos.

En contraposición con lo anterior está la dinámica moderna de despenalizar la sedición, la malversación y la rebelión. Se reducen las penas a más del mil delincuentes sexuales, poniendo en la calle a más de cien violadores de los que algunos ya han reincidido. Se resta importancia a los ataques que revestidos de impunidad lanzan con habitualidad los herederos de la banda terrorista ETA y sus acólitos en las instituciones contra las fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Y así una larga lista de despropósitos judiciales y penales que únicamente tienen sentido bajo el criterio de politizar la justicia y poder usarse para el politiqueo más demagógico.

Pese a tanta frivolidad nadie del entorno feminista se ha rasgado las vestiduras cuando una caterva de radicales universitarias irrumpían en la capilla de una facultad al grito de “arderéis como en el 36” y golpeaban a las estudiantes que se encontraban ejerciendo su derecho al culto religioso, de igual modo que han guardado silencio por las agresiones que sufrieron las novias de los guardias civiles atacados en Alsasua. Tampoco veo que se hable mucho de los más de 1.300 secuestros parentales o de que los delitos sexuales cometidos por menores de catorce años se hayan triplicado en el año 2022. Sin embargo, les ha faltado tiempo para sacar toda la artillería cuando un impresentable ha meado fuera del tiesto quedando en evidencia ante todos por dar un “pico”.

Repito… más de cien violadores de patitas en la calle pululando libremente entre nosotros y nadie se echa a las calles a protestar. Mientras que la sociedad se empeñe en distraerse con discrepancias sobre un beso y el consentimiento previo, muchos delincuentes sexuales van a seguir disfrutando de sus alivios penitenciarios.

Y entre tanto.. Otegui, un blanqueado dirigente político abertzale acusado de secuestrar y torturar a un empresario vasco, se viene arriba y opina abiertamente sobre el caso del beso. Un individuo que todavía no ha pedido perdón ni ha condenado la violencia terrorista se cree con superioridad moral como para emitir juicios de valor al respecto de una cuestión a la que han engordado de polémica.

Un beso desafortunado (por el que ya se ha pedido perdón) delante de miles de personas está sirviendo de argumento para querer meter a un individuo a la cárcel y en cambio dar un golpe de estado contra la constitución y la democracia (por el que nunca se pidió ni se pedirá perdón) ante cientos de miles de personas es motivo suficiente para ponerte la alfombra roja y salir de prisión.

No sé si es el mundo al revés, pero de lo que tengo certeza plena es de que se trata del mundo real en que vivimos. Parece haber mucho interés en crear un mundo distópico donde se nos diga que tenemos qué sentir, qué pensar o cómo tenemos que actuar en función de lo políticamente correcto o aceptable para unos.

Hace tiempo comenzó a trabajarse por la despenalización del terrorismo de ETA, de la sedición y la rebelión de los golpistas catalanes, a la par que empieza a promoverse una nueva y muy específica criminalización.

Para todos ellos solamente queda la amnistía….

P.D. ¿Qué pasará con los cuarenta y cinco policías nacionales encausados por cumplir una orden manifiestamente legal, respaldada por el mandato constitucional de defender la Constitución cumpliendo y haciendo cumplir la ley?

En política dicen que los números cuentan, pero está claro que las matemáticas no siempre son exactas, ya que en éste caso particular cuentan más siete votos que cuarenta y cinco policías.

DESDE EL ROMPEOLAS – h50 Diario Digital Policial BRAU LÓPEZ MATAMOROS VENUS INFINITA

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