Las intervenciones de policías frente a insurrectos que portan armas blancas se repiten cada vez con más frecuencia. Los agentes se juegan la vida en segundos determinantes donde una mala decisión puede ser la última. Este martes gracias al digital Voz Pópuli hemos conocido otro caso de violencia extrema que por suerte no derivó en tragedia.
Los hechos se han producido el pasado viernes 23 de junio sobre las 00:30 horas en la Avenida del Mediterráneo (Madrid) próximo al parque de Retiro. En ese momento, una patrulla policial acudió al lugar tras recibir un comunicado de su emisora CIMACC-091 donde testigos alertaban de que un hombre estaba forzando vehículos.
Los agentes acudieron al punto indicado sorprendiendo a este joven delincuente multirreincidente tratando de forzar un turismo. Tan pronto detectó la presencia policial, éste se abalanzó sobre el primer agente que bajó del patrulla asestándole una puñalada con un cuchillo de unos 24 centímetros.
La vida de agente estaba en el limbo. Sin embargo, el chaleco antibalas frenó el filo del cuchillo que no pudo penetrar en el cuerpo. Este equipamiento salvó la vida del agente, según aseguran estas mismas fuentes a Vozpópuli. El delincuente no cesó su respuesta de extrema violencia adoptando una respuesta agresiva y amenazando a los actuantes. Finalmente, depuso sus intenciones y tiró al suelo el arma blanca.
Análisis h50
Sorprende (o ya no…) el hecho de que insurrectos que acumulan una larga lista de detenciones a sus espaldas no pasen por prisión de vez en cuando. Parece que se ha instalado en España un clima de impunidad y los insurrectos son conocedores de ello.
Así llegamos a las informaciones dadas estos días donde la delincuencia llega a infundir cierto “mierdo” a la forma de actuar de una manera u otra.
El acuchillamiento en este caso fue repelido por el chaleco antibalas pero pudo acabar en tragedia. De hecho, zonas arteriales y muy vulnerables del cuerpo humano quedan a la vista a pesar de utilizar este elemento de dotación.