Desde hace algunos años me he sumado a la lucha por mejorar las condiciones de los profesionales penitenciarios, profesionales eternamente olvidados y fruto de ese olvido padecemos unas enormes carencias económicas y laborales, inmersas en un obsoleto sistema penitenciario. Analizo la situación y me indigna, me entristece que sea esa nuestra situación, que este colectivo esté tan poco valorado y reconocido en nuestro país, es más, que exista incluso una estigmatización tan férrea. No menos indignante que dependamos de la clase política para mejorar nuestras condiciones y cada legislatura el Gobierno de turno pase de puntillas ante las mismas, o lo que es peor, cada día hagan que nuestro trabajo sea más difícil de realizar.
Centrándome en el artículo y analizando la situación he llegado a la conclusión del porqué de todo esto. En España según el artículo. 25.2 de la Constitución Española dice que las penas privativas de libertad estarán orientadas a la reeducación y la reinserción, puedes intentar orientar las penas a esa reinserción, pero detrás de esa frase hay una realidad.
En los centros penitenciarios en España todo gira en torno a esa reinserción, no importa la peligrosidad, el tipo delictivo, la agresividad, si está dispuesto a no delinquir cuando salga de prisión, no importa nada. Cuando una persona entra en prisión pasa de ser victimario, persona que causa daño o perjuicio, a convertirse en víctima, olvidándonos completamente de la víctima real, victima cuyo daño puede ser incluso irreparable, victima a la que no se tiene en cuenta en ningún momento. Nos quieren vender continuamente altas estadísticas de reinserción, está claro que la maquinaria en torno a la reinserción es muy fuerte y quieren venderle a la sociedad esa hipocresía penitenciaria a toda costa, pero como bien digo hay una realidad que no quieren que se sepa. La reinserción según la rae es “adoptar condiciones de vida que le permitan convivir con el resto de los ciudadanos sin cometer nuevos delitos” y la gran mayoría no sale con ese pensamiento.
La mayoría de las personas que entran en prisión tienen carencias educativas, formativas y/o adictivas, laborales o incluso éticas y morales, toda formación y cursos en prisión tienen carácter optativo por lo que no se puede imponer, dependemos de la voluntad del penado, hay personas que participan en actividades por el mero hecho de obtener recompensas penitenciarias, nada más , lo único que quieren es obtener permisos y el tercer grado para no cumplir la condena integra. Tener un comportamiento correcto en prisión no significa que esa persona no vaya a delinquir al salir. La inmensa mayoría de las personas que pasan por prisión solo con tener ese comportamiento obtienen esas recompensas, hayan cometido el delito que sea, asesinatos , agresiones sexuales, robos con fuerza, tráfico de drogas, todos y esto es algo que gran parte de la sociedad desconoce. Han dejado completamente de lado el tema de la seguridad centrándose exclusivamente en el tratamiento. Mientras nosotros tenemos unas condiciones cada vez más difíciles, los internos tienen cada vez más beneficios, cada vez mejores condiciones y menos obligaciones, ellos mismos lo dicen “esto es un hotel”. Se ha perdido el respeto que siempre se tenía a entrar en prisión e incluso me atrevería a afirmar que en algunos aspectos tienen más comodidades que mucha gente en libertad.
Para mí , a groso modo hay varios tipos de personas en prisión, los que han cometido un delito por el hecho que sea, incluso por imprudencia, entran en prisión y se sabe que no van a cometer más delitos, no hay que trabajar en su reinserción; las personas que viven del delito y obtienen un lucro muy elevado y esa será su vida, al menos hasta que tengan tanto dinero que no necesiten seguir con esa actividad delictiva o hasta que su cuerpo se lo permita, no se reinsertan, y los que comenten delitos por adicciones, entran en prisión y mejoran de sus adicciones y ya depende de ellos el volver a su entorno, a sus amistades o no para alejarse del delito o volver a delinquir, según su voluntad por cambiar.
Dentro de ellos están los que quieren llevarlo bien en prisión, los que saben llevarlo bien en prisión para no cumplir la pena integra, y los que nos dan muchos problemas ya sean introduciendo y o vendiendo drogas o psicotrópicos, participando en peleas, extorsiones, amenazas, agrediendo, introduciendo objetos prohibidos, provocando incendios, autolesionándose, etc….
La reinserción no es lo que nos venden, puede que una persona no entre más a prisión por ser extraditado o por no ser detenido o por sustituirle o suspenderle una pena o por ponerle una pena alternativa a la prisión, muy dado este último caso hoy en día, o simplemente por el hecho que hay personas que no son delincuentes y tienen un error o comenten un hecho que jamás volverán a cometer.
Más de dos millones de infracciones penales se cometieron en nuestro país en el año 2022 produciéndose más de 220.000 condenas firmes pero vemos que la población reclusa no para de descender. No vendan reinserción a lo que se puede llamar laxo sistema judicial y más laxo posterior sistema penitenciario.
Volviendo a inicio del artículo, analizo todo esto y “entiendo” que no quieran hacernos Agentes de la Autoridad, más de 400 agresiones a funcionarios en 2022, que no quieran darnos formación, que no quieran darnos medios, que no nos doten de un uniforme adecuado, que no quieran equipararnos económicamente, que no tengamos un estatuto propio, que no quieran profesionalizar nuestro trabajo, entiendo todo esto por vender que las prisiones son lo que quieren que la sociedad crea y no lo que realmente es, no quieren que se sepa que pasa dentro de las prisiones y lo que sufrimos. Somos unos de los países más garantistas en el aspecto penitenciario y uno de los que más abandonados tienen a sus profesionales, por lo que algo falla. Hay que proteger a quien protege y darle todos, los medios y herramientas entre ellas legales para que podamos realizar nuestra labor con las máximas garantías y protección .
Para acabar me gustaría que la sociedad no piense que las prisiones tienen un gasto elevado, piensen que ese gasto repercute en su seguridad, en la de su familia, que ese gasto hace que personas que pueden estar cometiendo delitos estén controladas , al menos en ese aspecto, por lo menos mientras estén en prisión. Por lo tanto a pesar del ocultismo ,de la hipocresía penitenciaria de la que he hablado, vean que dentro de las prisiones hay unos funcionarios que a pesar del olvido, de la persecución, de la falta de reconocimiento están haciendo un trabajo que mucha gente no estaría dispuesta a realizar, con el único propósito que durante ese tiempo todos estemos más seguros cuando vayamos pos los diferentes lugares de nuestro país. Nuestro trabajo no es más que la continuidad de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, por lo tanto si vemos como buena noticia la detención de una persona o un grupo por la comisión de uno o varios delitos después de esa detención y una vez decretada prisión , somos nosotros los que durante meses o años tenemos un duro trabajo por delante con esa retención y custodia,reiterando que durante ese tiempo la que está segura es la sociedad de bien.