La Policía Nacional ha detenido este miércoles por delito de terrorismo en Miranda de Ebro (Burgos) a un jubilado como presunto autor de los envíos de cartas bomba a la embajada de Ucrania, Presidencia del Gobierno, el Ministerio de Defensa, la base de Torrejón de Ardoz y la sede de la empresa Instalaza. Las cartas que llegaron a dichos lugares incluían explosivos y, también, restos y vísceras de animales.
El detenido en Miranda de Ebro es un ciudadano español que responde a las iniciales P.G.P. y que está jubilado. Es una persona muy activa en redes sociales y según los investigadores de la Policía Nacional tiene conocimientos técnicos e informáticos.
La investigación, que la Policía Nacional califica de compleja y laboriosa, y que ha afectado a varias provincias de España, ha podido determinar que todos los envíos de las seis cartas se realizaron desde la ciudad de Burgos.
Los investigadores de la Comisaría General de Información, bajo la dirección del Juzgado número cuatro de la Audiencia Nacional, han podido corroborar la participación del arrestado en el envío de las seis cartas. Si bien se presume que el detenido confeccionó y envió los artefactos explosivos en solitario, la Policía Nacional no descarta la participación o influencia de otras personas en los hechos.
En estos momentos continúa el registro del domicilio del detenido, donde los investigadores creen que confeccionó los artefactos deflagrantes. La investigación continúa abierta.
El pasado 24 de noviembre se detectó una carta con material explosivo dirigido al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que fue remitido por correo postal ordinario. Los servicios del Departamento de Seguridad de Presidencia del Gobierno detectaron la carta en las tareas de cribado y filtrado de la correspondencia.
Solo una persona salió herida y así se refleja en el diario citado, a causa de los sobres y fue el trabajador de la embajada de Ucrania que abrió el sobre sospechoso localizado en ese edificio. La fortuna quiso que el trabajador se percatara de lo que tenía entre las manos cuando estaba abriendo el paquete, por lo que arrojó a tiempo lejos de sí.
El paquete estalló a dos metros de distancia, y aun así la metralla que salió disparada le perforó la mano, hiriéndole de levedad.