El Silencio de un prófugo de la justicia y el aumento de asesinatos machistas, ¿estamos realmente protegidas?
Hemos acabado un año con numerosos sucesos abarcando principalmente la violencia de género, no es casualidad que tras el revuelo de la situación en la que Carlos Navarro tras eludir la justicia y no ingresar de forma voluntaria en prisión, se haya activado la alarma social por un notable incremento de asesinatos machistas; ya que en los últimos años se han emprendido numerosas investigaciones tratando de debatir la necesaria categorización, es decir, una forma de entender la falta de sensibilidad de la sociedad en sí, sin tener el conocimiento y comprender lo que ello significa.
Tras lo sucedido, gracias a las aportaciones de Fayna Bethencourt con los audios emitidos en redes sociales, además de poder visualizar una parte del juicio, se ha dado una nueva entrada al estudio y la categorización de una nueva visión para la sociedad.
Cabe recordar que Carlos Navarro es un individuo listo y aún habiendo un silencio sepulcral, destaca que ha sabido actuar y seguir eludiendo la justicia. ¿Qué ha pasado? ¿Por qué este silencio en todos los medios de comunicación? Se ha perdido la pista, o simplemente se ha podido verter algún tipo de información en la que la prensa debe quedar en silencio para así ayuda a las fuerzas de seguridad en su captura.
¿Qué similitud tienen los casos de este último mes de diciembre negro con Carlos Navarro?
En primer lugar, tratamos con individuos que han visto lagunas en la ley, en la protección integral de la mujer cuando estos deben cumplir una condena, sin ir más lejos, tras cometer dichos asesinatos, unos se han suicidado y otros se han entregado de forma voluntaria, ¿como describimos esta situación?
Desde 2015, no se había dado un mes de diciembre como el último que acabamos de vivir, tantas mujeres asesinadas a manos de un hombre que habría sido pareja o expareja e incluso la expareja de una madre de la víctima. Tras la comparecencia de la secretaria de Estado de Igualdad, doña Ana Rodríguez, añadió que se hallaban ante una situación de extrema gravedad, ya que tras el comité de crisis y analizar los datos de cada caso, la mitad había interpuesto una denuncia de por violencia de género.
Si nos paramos a visualizar la última década, en la que se han contabilizado en este último mes 11 mujeres asesinadas, y, que el 43% de ellas había denunciado, siendo un repunte para activar la alarma social que muchos temían.
Datos que no se han comentado del mismo modo, es el aumento de las denuncias, en las que como criminóloga es una situación muy preocupante, el número de mujeres asesinadas es un efecto llamada para que los expertos en la materia podamos trabajar y estudiar la parte del agresor, en la que tenemos que visualizar individualmente cada caso.
Otro dato significativo es que los asesinatos se han cometido tanto en fin de semana como en festivo, influye entre otras cosas la situación económica poco bollante, y esto conlleva a una mala convivencia en todos los aspectos, beber más, más tiempo libre, por lo tanto, hay mucho ocio para pensar y seguir destruyendose así mismos y a los demás, a medida que estas situaciones proliferan es un factor de riesgo en la que se ejerce la violencia.
Estudiamos con herramientas que nos da la Criminología en base a la Violencia de Género, dicha situación, merece un tratamiento y análisis sobre el contexto que se produce, donde integramos al autor y a la víctima en un mismo círculo y así poder advertir de los factores sociales y de riesgo esenciales que nos vemos en la sociedad.
Es verdaderamente preocupante tanto el autor de los hechos como las circunstancias que lo han rodeado, nos ayuda a dar con la posibilidad de identificarlo. Trabajar con la preocupación del autor donde nos responda la acción necesaria de la responsabilidad que le conllevó a tal acción, y así con un patrón a seguir, podremos tratar con las víctimas, hallando la prevención de este fenómeno.
A pesar de todos los avances que se han ido logrando en los últimos años, lamentablemente seguimos tratando con la baja comprensión social de la definición de “violencia de género”, y ante la creciente alarma social generada por el mismo gobierno tras las valoraciones y las actuaciones en el último mes, los responsables de ello siguen siendo las instituciones, porque, los programas no funcionan, habiendo que elaborar nuevos protocolos y estrategias sobre los factores de riesgo ante estos comportamientos graves en los que se halla la violencia física, psicológica y sexual. A la vista está que la mente de un maltratador no se clasifica por patrones sociológicos, sino que debemos tratar primero el psicológico, para hallar el sociológico.
Como consecuencia, suponen obstáculos para la comprensión hacia la víctima y un factor de riesgo a la tolerancia y mantenimiento para trabajar ante una prevención y así una posible erradicación.
Por último, el progreso en los últimos 20 años ha sido un proceso en desarrollo, trato y elaboración, pero estos lamentos, nos llevan a una reflexión, y es, hacer autocrítica, ahora es obvio que no funciona y que conduce al crecimiento de la desigualdad de género como la causa de la violencia contra la mujer.
Hay que volver a valorar, tratar la situación, sentarse a estudiar y evolucionar con los datos y la sociedad de hoy, no de hace 20 años, dichos datos nos están dando las señales para que hagamos autocrítica. Además hay un prófugo de la justicia muy conocido, que se encuentra en paradero desconocido supuestamente y habrán cientos de condenados que estén actuando quizás de la misma forma siendo una situación relevante y peligrosa para las víctimas, que quedan desprotegidas ante el agresor. Se trata de erradicar y no aumentar.
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