Iris y Lara, de nueve y once años respectivamente, vivían junto a su madre, Paola, en el cuartel de la Guardia Civil. Fue allí, donde su madre les disparó a bocajarro para después acabar suicidándose. Sus cuerpos estaban tendidos en la cama. Disparo a bocajarro: cañón presionando sobre la superficie de contacto.
Su padre nunca intentó arrebatarle la custodia. Del mismo modo, se ha comentado que la mujer se hacía valer de su condición de Guardia Civil para amenazar al padre. Trabajaba en la unidad de violencia de género.
Los compañeros de Paola dicen que quería regresar a Algeciras si conseguía una plaza, ya que de allí era natural. Ella sabía que sería complicado conseguir llevarse a las niñas.
Amenazó no en una ocasión, sino en varias, a su ex con la pistola reglamentaria
Paola habría amenazado en varias ocasiones a su exmarido con la pistola reglamentaria de dotación oficial. Según ha desvelado la periodista Cruz Morcillo en el diario ‘ABC’ y en ‘El Programa de Ana Rosa’, la mujer “amenazó no en una ocasión, sino en varias, a su ex con la pistola reglamentaria. Le dijo que lo iba a denunciar si seguía oponiéndose a lo que ella quería hacer”.
Tenía una personalidad muy cerrada, era muy hermética, muy reservada y no hacía ningún tipo de vida o de plan para integrarse en la vida social de la localidad.
Si bien los policías (incluyendo guardias civieles) cometen muchos delitos q los particulars (en este caso no sabemos pero probablemente la madre fue la asesina, como se cree por ahora) tienen el factor del estrés d un trabajo donde se es agredido y ven cosas desagradables. Probablemente fue x problemas psicológicos sin detectar