Rebeca Sánchez de Villanueva.-
A menudo me hago esta pregunta, observando a la sociedad a la que pertenecemos. No es que vaya hablar de una secuencia de números binarios, ni mucho menos la del ADN que estudian a diario los científicos, para mostrar nuevas soluciones a tratamientos que muchas veces han quedado obsoletos para las nuevas enfermedades mutantes en el cuerpo de cualquier ser humano.
Si que es cierto que cuando hablo del ADN más bien siendo policía, viene a mi cabeza una similitud en cierto modo con la que he querido mostrar en un primer momento y explicare porque, pues es fácil asemejar un ADN delincuencial al de todos aquellos individuos que encontramos a diario cuando de manera urgente acudimos a altercados, coincidiendo muchas veces con tanta similitud unos de otros en sus actos, llegando a creer incluso que existe una gran codificación entre todos ellos por los mismos cromosomas o por lo menos fenotipos que los convierte en seres muy parecidos y con las mismas ideologías, que vemos en todo momento mientras actuamos con ellos, nos surge la idea muchas veces imposible de descodificación.
Creo que nuestra sociedad ha llegado a un punto en el que suena a utopía todo esto que relato, habiendo incluso llegado a ser una nueva moda la de menospreciar al que protege los derechos de la sociedad.
- ¿Quién protege al que protege?
- ¿Qué leyes cuidan de la protección del protector?
- ¿Qué podemos hacer para descodificar actos incívicos y delincuenciales en nuestra sociedad?
No es que sea fácil contestar a estas preguntas, pues vemos que las leyes hoy por hoy no muestran una defensa a favor del que vela por los ciudadanos, sino más bien todo lo contrario
Somos policías y elegimos nuestra profesión para servir y proteger a los demás, pero también somos civiles y pertenecemos a una misma sociedad, la cual nos juzga sin ponerse en nuestra situación, sin pensar que cuando nos quitamos el uniforme tenemos una familia que nos espera, unos amigos y una vida igual que la de cualquier ser humano.
Necesitando que todo esto cambie y se descodifique el carácter delincuencial que encontramos en alguna parte de la sociedad, necesitamos ser respaldados por la leyes haciendo de nuestra profesión una realidad.
Porque mientras nosotros intentamos mostrar la cara más oculta de la sociedad, corremos en sentido contrario a la sociedad sin valernos de herramientas, los ciudadanos de a pie nos exige más ayuda y más protección, pero, ¿Qué podemos hacer si las leyes miran para otro lado?
Si el delincuente afirma ser el paraíso para delinquir, si la política mira a otro lado cuando se les pide más leyes protectoras en materias como, las agresiones sexuales, la violencia de género, la violencia vicaria, los derechos de los menores (no delincuentes) las faltas de respeto constantes por ser mujer, el adoctrinamiento patriarcal más arcaico incluso que hace cuarenta años atrás.
Siento a veces que siendo mujer y vistiendo mi uniforme como ciertos individuos guardan poco respeto aun a mi persona, creo que ya desde pequeños no deberíamos codificar a nuestros hijos con ideas retrogradas de que la mujer solo sirve para criar hijos y las labores de la casa, pues hemos demostrado que somos igual de validas que los hombres, solo que parte de la sociedad esta codificada de manera equivocada.
Que lo que hoy mola para quedar genial delante de los amigotes es reírse de los policías, faltarles el respeto, no valorar la profesión como otras ,siendo como ya lo he dicho antes los que corremos siempre en contra de la sociedad, los que no nos importa anteponer nuestra vida por la de un individuo anónimo, defender al compañero si es necesario en las actuaciones que se nos solicitan y muchas veces asistir a las escuelas a mostrar a los más pequeños lo bonita que es nuestra profesión. Sin duda para mí la descodificación en algunos casos forma parte de una nueva codificación.
Rebeca Sánchez de Villanueva para h50 Digital
Latidos en la oscuridad, un libro de la policía Rebeca Sánchez De Villanueva