Desde Independientes de la Guardia Civil (IGC), lamentan el aumento de suicidios detectado entre sus compañeros, exigiendo a la DGGC que acepte gabinetes psicológicos externos y aumente las revisiones. Según señalan, en 2021 se registraron 41 suicidios de miembros de las FCSE, 17 de ellos Guardias Civiles, con un aumento del 54% anual. Se trata de una cifra récord, ya que en este año el dato alcanzó su máximo histórico desde que existen registros.
Los representantes de los agentes consideran que el Servicio de Psicología de la Guardia Civil cuenta con un “plan desfasado y claramente deficiente para prevenir las conductas suicidas”. Afirman que tan solo hay 44 psicólogos para atender a un contingente de cerca de 84.000 agentes, Además, el actual Plan Preventivo de Asistencia Psicológica es del 2010, sin que exista voluntad por parte de la administración de cambiarlo a pesar de los terribles datos.
“Para hacernos una idea, el año pasado fallecieron 43 mujeres por violencia machista, motivo por el que se han aprobado más de 300 millones de euros en los próximos presupuestos del estado para luchar contra ello. No podemos entender, como no se destina ni un solo euro cuando tenemos uno de los índices más altos de fallecidos por suicidio. No se está tomando en serio un grave problema, que afecta de forma directa a los agentes y sus familias, se prefiere mirar hacia otro lado, como si el hecho de no afrentar el problema fuera a solucionarlo, nos sentimos solos e indefensos”, manifiestan los agentes.
En IGC creen que son varios los aspectos internos relacionados, el aislamiento en pequeños núcleos de población, la falta de planificación en sus jornadas de trabajo careciendo de turnos, la imposibilidad de conciliación familiar, la aplicación arbitraria del Código Penal Militar, ser el último cuerpo en condiciones socio-laborales, además del hecho de trabajar con armas de fuego, aumenta considerablemente el riesgo de suicidio.
Según su análisis, los Gabinetes de Psicología de la GC no disponen de la capacidad humana ni material para hacer un seguimiento adecuado y programado de todo el personal. Además, los agentes no confían en los psicólogos del cuerpo, por miedo a que ello conlleve un lastre en su carrera profesional, como actualmente sucede en muchos casos, donde quedan tachados en su expediente, limitando el acceso a cursos de especialización y ascensos.