El próximo 20 de noviembre arrancará el Mundial de Qatar 2022. Una cita polémica por celebrarse en un país que vulnera los derechos fundamentales de las personas discriminándolas por su condición sexual.
El evento ha levantado una gran polvareda en el seno de las sociedades libres y democráticas vinculadas a los equipos que representan los países participantes. Incluso se llega a sospechar de posible una posible corrupción que va más allá del deporte y que podría esconder intereses políticos que influyeron directamente en la elección de esta sede.
El último escándalo ha sido la publicación de un documento oficial qatarí con la imposición de normas de conducta y comportamiento obligado para visitantes. Entre ellos, pautas de vestimenta para las mujeres como llevar velo o cubrirse hombros y rodillas. También para los hombres que deberán llevar el pecho, brazos y piernas cubiertas evitando ropas ajustadas.
Pero una de las prohibiciones que han causado una gran indignación es la prohibición de la homosexualidad. Una norma retrógrada que en un principio implica directamente a la afición pero que se podría convertir en un gran escándalo sacudiendo los cimientos del país en caso de producirse alguna referencia en público a esta condición sobre los terrenos de juego por parte de jugadores.
La diversidad sexual en Catar es un tema tabú, se percibe un alto grado de intolerancia en la sociedad y discriminación hacia la comunidad LGBT. El sistema judicial catarí se basa en la Shari’a, por esto mismo los actos homosexuales se castigan con más de 5 años de encarcelamiento
Por tal motivo, un aficionado o un jugador del campeonato que muestre tendencias homosexuales podría enfrentarse a penas de prisión o ser expulsado del país si se declara abiertamente o ejecuta algún acto (considerado por las autoridades qatarés) como obsceno.
De nuevo, surgen las hipótesis sobre las oscuras motivaciones que han llevado a la FIFA a dar la opción a esta nación musulmana con leyes homofóbicas a acoger la Copa Mundial. Incluso el mismo Sep Blatter, ex presidente de la FIFA, llegó a decir que gays y lesbianas que asistieran a Qatar en esa temporada se abstuviese de toda actividad sexual.
La sociedad se pregunta ahora si de celebrarse el Mundial en un país occidental se prohibiría a las mujeres musulmanas llevar burka como condición de discriminación hacia la mujer u obligarían a los árabes a ir a misa cristiana los domingos y comer cerdo en carnavales.
La lista de prohibiciones va más allá como eliminar la ingesta de alcohol, la blasfemia, la música y los sonidos elevados, no respetar las zonas de culto, ni fotografiar edificios oficiales o instalaciones militares.
Esperando la respuesta de los “defensores” de la multiculturalidad en Occidente.🙄