A medio camino entre móvil inteligente y ordenador portátil, la tablet tiene un lugar reservado en la vida de algunas personas; insustituible a causa de sus numerosas ventajas. Si bien, a causa de estas características, a veces se aplaza su reemplazo, de forma indefinida.
Tienes que saberlo; estirar al extremo dicho cambio representa un peligro latente para tu seguridad y privacidad. Una situación para que tener en cuenta, mejor prevenir antes que lamentar.
La relación entre los dispositivos viejos y la ciberseguridad
El ámbito de la electrónica de consumo se nutre de la competencia entre fabricantes y de las cada vez más vertiginosas sofisticaciones tecnológicas. Como se puede comprobar fácilmente, esto ha promovido ciertos hábitos de renovación total de los dispositivos; sucediendo aproximadamente cada 24 meses.
Si bien, los usuarios pocas veces hacen estos cambios de equipos por temas de seguridad, bien sean un dispositivo móvil o una tablet. Pero la realidad es que las amenazas cibernéticas existen y se valen, entre otras cosas, del desconocimiento público y los descuidos.
Y es que, a medida que salen al mercado los modelos recientes, los anteriores se van quedando «obsoletos». En lo que respecta a sus prestaciones técnicas, pero también, en lo que corresponde al soporte y las actualizaciones recibidas del fabricante. ¿Y qué significa ello? Problemas.
«Mi tablet tiene algunos años, pero aún la necesito»
Los terminales móviles en su ciclo de vida contemplan aspectos tales como su funcionalidad, compatibilidad y durabilidad de los componentes. Así como también, la vulnerabilidad de su software frente a prácticas maliciosas.
Aunque el dispositivo mantenga un rendimiento aceptable y se vea «como nuevo» luego de varios años de uso, no lo excluye de los ataques informáticos. A decir verdad, lo hace un blanco más tentador. En especial, si se identifican al menos una de las siguientes señales de cuidado:
- Se utiliza la tablet como herramienta de trabajo o negocio.
- El terminal se conecta frecuentemente a internet.
- Acceden a las numerosas personas, como niños, por ejemplo.
- Se realizan compras u operaciones de pago.
¿Qué se puede hacer?
Pese a todo lo mencionado, sufrir la obsolescencia programada no es algo agradable. En primera instancia, considerar las siguientes recomendaciones para saber qué hacer.
Actualiza el software
Como regla general, lo mejor es contar con la última versión disponible, oficial y certificada, del sistema operativo de la tablet, lo mismo que con los parches de seguridad y las aplicaciones.
Esto permite aprovechar, el máximo tiempo posible, el respaldo y protección en cuanto a software que ofrecen los desarrolladores y fabricantes como obligación de ley.
Atención con archivos y apps sospechosas
Uno de los métodos preferidos (y eficientes) de los ciberdelincuentes para obtener control de los dispositivos desprotegidos y anticuados son las aplicaciones hostiles, también conocidas como «malware».
Es fundamental andar con precaución al ejecutar e instalar archivos desconocidos o de origen dudoso, incluidos aquellos provenientes de redes sociales o sitios webs aparentemente inofensivos.
Tablet antigua solo para entretenimiento
Dar de baja al querido terminal, apartándolo de los usos que constituyan un peligro para la integridad persona, es una opción válida y temporal que reduce, más no elimina, el peligro de una brecha de seguridad por antigüedad de sistema.
Hay que evitar manejar datos de pagos o información susceptible en dicho dispositivo, por lo que puede destinarse a fines básicos de entretenimiento.
Prepararse para cambiar de dispositivo
Si el dispositivo tiene más de tres años de servicio o si es evidente que algo anda mal y no se puede corregir, hay que considerar que ha llegado el momento del inevitable estreno.
Una excelente idea es buscar una tablet nueva y recién salida al mercado, en la medida de lo posible respecto a la planificación económica. Sin menospreciar las oferta o ventas con rebajas, desde tiendas en línea de grandes compañías tecnológicas, por ejemplo, la Huawei Store.