Sí, el terrorismo islamista también puede ser sexual, inmigración ilegal desbordada y delincuencia son conceptos directamente asociados y lo vamos a demostrar.
Como quiera que se han obsesionado por disociarlos para defender la ideología de la sociedad abierta en contra de la seguridad, y como quiera que nos han llevado al extremo de nuestra seguridad y la ideología del Gobierno, hemos decidido una vez más llevar la contraria porque en Una Policía para el Siglo XXI consideramos que la corrección política cuesta vidas.
Esto lo demuestra el hecho de que entre 1997 y 2013 (aunque se sabe que es desde los 80) casi 1500 niñas (y se estima que más de 2000), fueron violadas por una red criminal que implicaba a paquistaníes, kosovares y kurdos. Las recogían en el colegio con taxis en los que trabajaban y las distribuían entre pederastas. El “infierno de Rotherham” fue posible gracias a la cooperación pasiva de los mandos policiales y de los burócratas al servicio del gobierno.
La prioridad de la agenda consistía en proteger a los criminales. Como explica nuestro compañero Josema Vallejo: El contenido de los informes y las explicaciones de políticos y jefes de policía son escalofriantes: “Afectaría a la convivencia comunitaria”. “Temor a aumentar tensiones raciales”. “No referirse a hombres asiáticos”. “Curso de diversidad”. “Mejorar sensibilidad en asuntos étnicos”. “Los autores presentan características culturalmente sensibles”. “Es preferible que no zozobre la nave multicultural”.
Aunque todos los condenados son del mismo grupo étnico, el ministerio llegó a encargar estudios que afirmaron que “la mayoría de los abusadores eran blancos”.
El “infierno de Rotherham” no es una teoría de la conspiración, es un episodio negro de la historia reciente del Reino Unido, donde claramente la sociedad abierta ha fracasado, pero hay más casos: Como describe Xiomara Ramírez, la violencia sexual tendría una motivación religiosa más allá del afán de ánimo libidinoso, los cinco autores musulmanes en el juicio por violación de dos menores de 15 y 16 años en el año 2013 manifestaron que “Violar a una infiel no debería estar castigado”. Lo habían hecho como parte de la fiesta del cordero. En el resto del hilo en Twitter explica toda su investigación también disponible en este enlace. Lo que cuenta recuerda a la historia de las menores explotadas sexualmente bajo el mandato de la izquierda en Valencia y Baleares, en aquel caso la administración también era laborista.
La historia de la inmigración ilegal desbordada en Francia transformó los barrios de las capitales francesas en un infierno, desde un problema de seguridad ciudadana hasta un problema de orden público. No se trataba de algo aleatorio e involuntario, las fuerzas del caos en el Gobierno sabían lo que hacían y eligieron ese camino, en el caso del Reino Unido llegando a perseguir por racistas a las víctimas que denunciaban los crímenes como describen los testimonios expuestos por Xiomara Ramírez en su blog.
En Francia hoy se encuentran en el mismo punto que Reino Unido durante las tres décadas anteriores, a los franceses les dicen que “no hay inseguridad, que es una sensación subjetiva”, para que la opinión pública acepte hechos como el reciente apuñalamiento en el cuello (y muerte) de un médico militar frente a sus hijos de 3 y 7 años delante de su escuela. La prensa progre francesa no menciona el origen étnico ni religioso de los criminales, pero Macron ha llegado a hablar de “separatismo islamista” para referirse a las sociedades paralelas que se han formado.
En EEUU también pasan por una crisis de orden público que se ha traducido en un aumento de la criminalidad violenta y sexual, especialmente en aquellas ciudades bajo el gobierno del Partido Demócrata, si bien, hay que reseñar que los tiroteos indiscriminados, tienen preminencia en estados bajo gobierno del Partido Republicano. Aun así, no son los Republicanos, sino la izquierda, los que han presentado una iniciativa el pasado mes de diciembre para reducir las penas por los tiroteos desde vehículos en movimiento para “promover la igualdad racial”, asumiendo que son cosa de negros como ilustramos en nuestro hilo de Twitter del pasado 1 de junio. También explicábamos como el número de agentes heridos en tiroteos masivos se ha reducido de 2020 a 2021 en EEUU en un 54%, indicador de que los agentes han optado por reducir riesgos y aumentar su pasividad. Esto lo pagaron los ciudadanos con su vida, ya que, si en 2020 hubo 164 muertos, en 2021 fueron 243 los ciudadanos fallecidos (un 67% más).
Gobiernos socialdemócratas realistas como el de Dinamarca han optado por el dejar de negar la evidencia, en el primer caso han elegido no recibir más peticionarios de asilo y “externalizar” los trámites de asilo enviando a los peticionarios de asilo a otro país como habíamos propuesto en diciembre de 2020 y retornando a los sirios a su país, al mismo tiempo que acogían con los brazos abiertos a los refugiados Ucranianos, cuyos niños destacarían por su integración frente a los propios alumnos franceses, ya que demostrarían estar un año adelantados tras conseguir hablar el idioma en unas semanas.
El gobierno socialdemócrata de Suecia por su lado tras varias décadas acumulando un fracaso tras otro, ha reconocido que el modelo de las sociedades abiertas no funciona como demuestran los 335 tiroteos y 47 muertos de 2021 y liderar las muertes por arma de fuego en Europa, por delante de Italia y de los países de Europa del Este. El gobierno de Suecia ha afirmado que “la integración de los inmigrantes ha fallado y ha alimentado el crimen de bandas”, y lo ha hecho tras 260 ataques con explosivos en 2020 y la tasa de violaciones más alta de toda Europa, los delitos de odio contra las minorías al alza y una criminalidad organizada, violenta y sexual con ideología islamista. Algunos datos más sobre el país escandinavo son que la criminalidad es el principal tema de preocupación de los suecos, que 8 de cada 10 tiroteos tienen que ver con bandas, que el 90% de los condenados a prisión son inmigrantes o descendientes.
El caso de Suecia es paradigmático porque demuestra que es la cultura la causa de la violencia y no la exclusión social como defiende tradicionalmente el materialismo de la izquierda, ya que si algo sobran son las ayudas públicas. Las subvenciones, al contrario, perpetúan la cultura machista. Pues mientras en EEUU y Canadá o Australia, la tasa de empleo activo de los extranjeros, supera a los ciudadanos del país, en Suecia gracias a los subsidios es al contrario. La menor tasa de empleo, la vivienda pública y los subsidios, son factores que no permiten integrar a los inmigrantes. La menor integración da lugar a redes informales, sociedades paralelas, mercados ilícitos y bandas callejeras que escalan a grupos y organizaciones criminales.
En Estocolmo, con 1,5 millón de habitantes y unas 60 bandas operando al margen de la ley en la capital, han comenzado a tomar medidas, la política migratoria ha cambiado de rumbo, han aceptado que la responsabilidad de los problemas está en las políticas migratorias y no en la inmigración, pues si esta última es aceptable, no lo es tanto cuando es ilegal y desbordada por el efecto llamada de las políticas globalizadoras.
Si nuestro gobierno sabe contar, con nosotros que no cuenten, porque no vamos a mantener la poltrona de nadie, nuestro compromiso está en limpiar las calles de “yihadismo sexual” y de la violencia que ellos nos han traído.