Un hombre armado con un rifle y una pistola ha asesinado este miércoles a cuatro personas que se encontraban en el interior de un centro médico de Tulsa, Oklahoma. El autor de los hechos acabó quitándose la vida antes de la llegada de los efectivos policiales.
Los agentes acudieron al lugar en a penas tres minutos dotados de sus armas reglamentarias tras recibir una llamada sobre el tiroteo el miércoles por la tarde. Los uniformados fueron siguiendo el sonido de los disparos que provenían del segundo piso del edificio mientras establecían contacto con las víctimas y se procedía a su evacuación.
Este último tiroteo vuelve a sacudir la opinión pública estadounidense sobre el debate de tenencia y compra de armas después de que hace a penas una semana un hombre armado acabase con la vida de 19 niños y dos maestros en un aula de una escuela de Texas. Un polémico suceso rodeado también de la espera durante casi una hora de efectivos policiales en el lugar. Dos semanas antes del tiroteo de Uvalde, un hombre blanco mató a 10 personas en un supermercado en un barrio negro en Buffalo, Nueva York.
La policía de Tulsa dijo que estaban tratando de determinar la identidad del sospechoso, que estimaron tenía entre 35 y 40 años, y aún no tenían detalles sobre su motivo.
