Es evidente que tanto el clima y sus cambios estacionales así como los cambios en las fases lunares influyen en el estado mental y en el equilibrio físico y psíquico. Es un proceso adaptativo frente al cambio y acarrea consecuencias.
Tanto en primavera como en la luna llena las enfermedades psiquiátricas ya diagnosticadas se agudizan. El paso de una fase a otra provoca un vaivén en dos neurotransmisores, la serotonina y la dopamina. La primera es un potente antidepresivo que favorece la luz y los climas cálidos a su vez que la musicoterapia como el sonido de guitarra y flamenco. La dopamina es la del placer, el amor, la memoria.
Estos neurotransmisores están bajos en personas deprimidas. La luna llena, al igual que la tormenta, provoca ansiedad, angustia, desorientación y malestar. No en vano, es donde hay más evidencia de crímenes y de conductas de psicópatas cuya agresividad está acelerada.
Las personas con personalidad ciclotímica o bipolar muestran una crisis aguda en alguna de sus fases y más si se abandona el tratamiento requerido para ello. No se trata de un guion de película de terror e incluso es cierto que los animales también son susceptibles de estos cambios de conducta.
En otro aspecto, como el de personalidades con rasgos psicopáticos o psicópatas integrados pueden incluso usar rituales esotéricos en luna llena creyendo que en esa fase dominarán mejor la voluntad de la persona objeto de su obsesión o se darse el caso de que ellos conseguirán sanar de sus males. Todo ello está en su mente y se nos presentan determinadas ritualizaciones que pueden llegar a ser peligrosas y demoniacas.
También en el paso a la adolescencia y con el vaivén hormonal la rebeldía de los jóvenes es manifiesta y prueba de ello son las agresiones individuales y en grupo con consecuencias mortales. Puede llegar a incrementarse tragedias en las cuales los jóvenes dicen querer experimentar lo que se siente al matar…
Recordamos con esto las leyendas del hombre lobo que maullaba a Zeus y a la luna cuando la Tierra está entre el Sol y el satélite se ve redonda en todo su esplendor. Todos los factores climatológico influyen en la salud mental y se evidencia una mejora cuanto estos factores son estables. Las tormentas o descargas eléctricas generan con su brusquedad nerviosismo y descontrol mental y la luna llena es una fase de pulsiones incontrolables, de retrocesos en diagnosticados de enfermedad mental. Afecta también a personas normales que ven su equilibrio alterado en forma de insomnio o somatizaciones y cansancio a la par que migrañas.
Autora: Pilar Enjamio Furelos, psicóloga