La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Castellón ha condenado a 23 años de prisión por un delito de asesinato, para el que aprecia las agravantes de género y parentesco y la atenuante de confesión, a un hombre que mató a su mujer el 19 de marzo de 2020, tras golpearla, estrangularla y degollarla, en la vivienda en la que ambos residían junto a sus dos hijos menores, en Almassora.
El penado deberá indemnizar con 150.000 euros a cada de los dos niños, con 60.000 euros a cada uno de los dos progenitores de la fallecida y con 30.000 euros a cada una de las dos hermanas de la mujer asesinada.
La sentencia, dictada tras el veredicto de culpabilidad emitido por un jurado popular el pasado 2 de marzo, le impone la privación de la patria potestad respecto de los dos menores, a los que no podrá acercarse y con los que no podrá comunicarse durante los diez años siguientes a la condena de prisión.
Los hechos ocurrieron durante la noche de ese 19 de marzo, cuando condenado y víctima, que tenía 26 años y había manifestado su intención de finalizar el matrimonio, comenzaron a discutir en el salón de la casa.
Según relata la resolución, el hombre, que consideraba que la mujer le pertenecía y debía estar sometida a él, comenzó a darle puñetazos en la cabeza hasta que la dejó semiinconsciente.
Después, en presencia de uno de los hijos, la arrastró hasta la cocina donde le clavó en el pecho en hasta cinco ocasiones un cuchillo de 20 centímetros de longitud de hoja.
Posteriormente la intentó estrangular con unas telas que le anudó en el cuello y también mediante sofocación, al taparle la boca y la nariz con un trapo. A continuación, le cortó en el pecho y en el abdomen con el cuchillo y finalmente la degolló.
Tras cometer el crimen, el condenado abandonó el domicilio con sus dos hijos, con los que pasó la noche antes de dejarlos a cargo de una tía materna, y se entregó después a la Guardia Civil.
La sentencia, contra la que cabe recurso, mantiene que el hombre actuó con la intención de causarle el mayor dolor posible a su esposa antes de morir y que no quería que ella hiciera uso de su libertad para emprender una nueva vida sin él o con otra persona.
Vaya hijo de ****… una pena que en la cárcel no vaya a padecer el mismo sufrimiento que él causó a la mujer que un día tuvo la mala suerte de enamorarse de él. “Reeducación y reinserción social”… a estos, varazos en la espalda hasta que echen espuma por la boca. Me ha dado la tarde esta noticia.