Sabemos que el estrés en algunas etapas de la vida y fruto de un trauma o presiones afecta la salud mental. Un síntoma que llega a poner en riesgo la vida y que está lejos, muy lejos, de pasar desapercibido para los profesionales de los cuerpos policiales.
Los agentes de los diferentes cuerpos enumeran cientos de intervenciones. En muchas de ellas se enfrentan a situaciones trágicas y dramáticas frente a las cuales tratan de actuar con profesionalidad e integridad adaptándose a los protocolos y legislación vigente. Este tipo de situaciones, según la psicóloga Pilar Enjamio, son clasificadas como “un estrés continuo, sin cesar, en contacto con la muerte”.
Los profesionales que integran las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad se enfrentan a “casos como la búsqueda de seres humanos en peligro, muchas veces con final trágico. Pero ellos no son culpables de nada, menos de no poder salvar la vida siempre”, señala la psicóloga y colaboradora de h50.
Además de esta cuestión, Pilar Enjamio hace referencia a que muchas de estas situaciones las afrontan sin su familia cerca y renunciando a fechas especiales pasando a ser su núcleo más cercano una población entera ante la que deben asegurar su bienestar, el bienestar común.
“Al límite siempre. Al filo de la navaja y totalmente desprotegidos a nivel estatal en casos de agresiones. Son héroes pero en un instante se les convierte en villanos cuando hacen cumplir las normas que el estado les exige”, señala la psicóloga y escritora que asegura haber visto a un agente llorar cuando procedía al desahucio de la vivienda de una anciana porque se imaginaba a su madre o a su abuela pero debía cumplir su misión.
“Jóvenes y menores violados, descuartizados, y deben tener valor para contemplar todos los escenarios. Su equilibrio psicológico parece no importar. Se les exige como si fueran de acero, pero no se les dan armas de protección”, manifiesta para h50.
“Yo necesito y quiero hablar de un tema debe de no ser tabú porque sacarlo a la luz es exigir su prevención. Hay un gran número de suicidios en las Fuerzas de Seguridad y no se puede entender como hay un protocolo anti suicidio para asesinos en las cárceles y no lo hay para todos y cada uno de los policías de este país. Ellos sufren con cada caso no resuelto, cada tragedia. También, por partida doble y de forma injustificada, cuando son insultados y rechazados en restaurantes y hoteles como en Cataluña”, señala en referencia a la lacra de suicidios que afecta a las FFCCS y el acoso por razones de su profesión en ciertos territorios ya calificados como hostiles.
“Tienen a su familia lejos sin poder su abrazo atenuar una agonía, un sufrimiento y trato inhumano y no se merecen. He observado muchos casos de síndrome post traumático, de depresión que pone en riesgo la vida en policías. Pero no pasa nada, siguen al pie del cañón. Todo esto hay que gritarlo y exigirlo y prestarle la ayuda necesaria porqué también es importante su bienestar”, indica lanzando un mensaje a los máximos responsables del Gobierno central.
Un soporte vital básico incluso durante el confinamiento
Pilar Enjamio recuerda cuando los policías sorprendían por megafonía cantando un cumpleaños en confinamiento, ejerciendo esa terapia positiva y motivante del psicólogo porque lo son todo, no solo policías. “Son psicólogos y también incluso médicos como cuando en plena calle atienden a una mujer que se pone de parto antes de tiempo. Lo más importante devuelven la vida en ocasiones de peligro además de garantizarla y protegerla como nadie”, sentencia.