Un interno de origen africano con antecedentes de otros conflictos en prisión ha incendiado su propia celda con él dentro. Este individuo comenzó prendiendo fuego a una manta lo que provocó una gran humareda que alertó a los funcionarios del Centro Penitenciario de Sevilla II (Morón).
Los hechos han sucedido el pasado jueves 6 de enero a las 17:30 horas en un módulo de aislamiento que es el departamento que alberga a los internos más conflictivos e inadaptados de la prisión.
Según un comunicado de Tu abandono me puede matar (TAMPM), los trabajadores acudieron al lugar desencadenándose una tensa situación. Gracias a su inmediata intervención se evitó la muerte de este individuo por inhalación de humo tóxico consiguiendo ponerlo a salvo sacándolo de la celda.
Sin embargo, a pesar de salvaguardar su vida, este sujeto reaccionó de forma agresiva hacia los mismos trabajadores que lo evacuaron. También se negó en rotundo a entregar el mechero con el cual inició las llamas exigiendo de inmediato la asistencia de un médico.
Los funcionarios actuantes también le informaron que “la médico” de guardia vendría en cuanto se tranquilizase negándose en rotundo a ser atendido por una mujer y amenazando a los trabajadores exclamando: “De ésta no vais a salir bien parados”. Acto seguido, propinó un puñetazo a un funcionario y le mordió la mano a otro llegando a desgarrarle la piel de un dedo a pesar de llevar guantes reglamentarios.
Antes la violencia mostrada, los funcionarios solicitaron el apoyo de más compañeros de servicio en otros módulos para poder reducir a este sujeto usando la fuerza mínima indispensable.
El funcionario herido en la mano necesitó asistencia médica y se realizaron pruebas para descartar riesgos biológicos. Por su parte, desde TAMPM aseguran que el interno ya ha protagonizado con anterioridad hechos similares que lo han llevado a clasificación de primer grado según el art. 91.2 de Reglamento Penitenciario.
Una vez más, desde dicha asociación se ven obligados a denunciar “la absoluta dejadez a la que somete la Administración penitenciaria a sus empleados. A parte de la nula preparación y de medios materiales para resolver este tipo de situaciones”. Así mismo, señalan la escasez de personal como problema detonador de este tipo de peligrosidad a la que están expuestos los profesionales.
“Plantillas cada vez más envejecidas, lo que provoca una lógica subida en el número de bajas, y reducidas al no reponerse las jubilaciones que se van produciendo y todo ello agravado por la expansión de la pandemia de Covid con lo que ello conlleva”, se lamentan desde TAMP a la vez que piden que se cumplan las infinitas promesas desde la Administración y ser considerados agentes de la autoridad para que casos como éste no queden casi impunes.