El día de Nochebuena tuvimos un regalo especial, la obligatoriedad de la mascarilla, tapabocas o bozal como quieran llamarle en la calle, anunciada por Sánchez en su enésima sesión de aló presidente. Antes se obligaba en el exterior carente de espacio, ahora se obliga en el espacio exterior, aunque se pueda cumplir la llamada distancia de seguridad de 1,5 m. y no existan aglomeraciones, concentraciones o calles concurridas. Bueno, tiene algunas excepciones la realización de deporte individual al aire libre, la playa y el monte. Lo aprobó el Consejo de Ministros justamente antes del comienzo de las fiestas navideñas, que conlleva un mensaje subliminal, la desaparición de la Navidad. Ya en el R.D. 13/2021, de 24 de junio, se establecía pero si había menos de 1,5 m. de distancia con otras personas.
Esta medida disparatada tiene otra especial particularidad se ha tomado en contra del criterio de la inmensa mayoría de sus expertos en Salud Pública que niegan su utilidad en espacios exteriores. Así, por citar tan solo unos ejemplos, Jesús Molina Cabrilla, Secretario de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene, recordó que “superamos la quinta ola sin ampliar su uso. Volver a ella en exteriores es algo contraproducente” y Manuel Franco, portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria, dijo “va en contra de lo que sabemos, hay 20 veces más riesgo de contagios en interiores. Es inútil y perjudicial, nos vamos de foco”.
La obligación de llevar el tapabocas prácticamente en todo tiempo y lugar en exteriores es una decisión de un gobierno populista que nuevamente pretende acallarnos y denigrarnos como ciudadanos con la excusa de la variante Òmicron, cuyo índice de hospitalizaciones y de ingresados en UCI es esencialmente menor como hasta ahora acreditan todos los datos sanitarios. Se multiplican los contagiados porque se multiplican todavía más las pruebas realizadas. Muchos científicos están diciendo día tras día que afortunadamente los casos de ómicron siguen siendo en su mayor parte leves. Además, en Sudáfrica de donde procede dicha variante actualmente hay una caída en picado de los casos en un país donde se ha vacunado menos del 30% de su población. A tal respecto, resultan ilustrativas las declaraciones realizadas ayer por expertos a Vicente Vallés en Antena 3. Más aún, el Informe del Imperial College de Londres concluyó que el riesgo de hospitalización con la variante Òmicron es hasta un 40% o 45% menor que con la variante Delta.
Los españoles que están manteniendo abrumadoramente una conducta intachable, con uno de los índices mayores de vacunación del mundo, no se pueden merecer un gobierno Frankenstein, apoyado por independistas y filoetarras,
que por decreto nos imponen una absurda e irracional medida como la mascarilla en exteriores aunque se guarde la distancia de seguridad, careciendo de toda evidencia científica. En este sentido, decía hace unos días Arcadi Espada en una carta dirigida al Presidente del Gobierno: “Usted es incapaz de presentar un solo estudio científico que justifique la necesidad del uso de la mascarilla en exteriores. Ya prescindió de esa certificación científica cuando decretó, según la legislación a día de hoy aún vigente, que la mascarilla sería obligatoria a la intemperie cuando la distancia de seguridad no pudiera garantizarse. Pero ahora no es que prescinda: es que se ríe abiertamente de ella al obligar a su uso con independencia de la distancia”.
En fin, ya me recojo, los ciudadanos libres estamos hartos de que nos traten como esclavos, que aniquilen nuestra libertad, que pateen nuestros derechos humanos, que utilicen groseramente su arbitrariedad, que no cesen en su autoritarismo, que se persiga la libertad de expresión, que no se respete el estado de Derecho, en definitiva, que nuestros derechos sean barridos con una escoba y se rían delante de nuestra propia cara hoy embozada. No puedo entender como nos siguen “gobernando” los que han demostrado tanta ineptitud y autoritarismo, con tres revolcones del TC incluidos. El Times decía hace unos días en su editorial “Ya es hora de preguntarnos, mientras comienza otro invierno de covid, si tenemos que seguir viviendo así…”.
Autor: Manuel Novás Caamaño | Abogado