Desde hace mucho tiempo, 18 meses, veo el sufrimiento de Rafi Algaba, la madre de Diego Vargas, desaparecido el 11 de mayo de 2020 en Sant Andreu de la Barca en Barcelona. Estaba en tercer grado penitenciario por delitos como conducción sin carnet.
En estas fiestas navideñas la ausencia se hace más insoportable, se magnifica. Nos encontramos ante el “síndrome de silla vacía” del que tantas veces he escrito. En muchas ocasiones la Navidad se reduce a una vela representando una estrella, una luz que simboliza una especia de guía a una respuesta, hacia la búsqueda de milagro de una vuelta o aparición a pesar del tiempo transcurrido.
Diego tenía 30 años y era padre de dos hijas de uno y tres años por aquellas fechas. También le acompañaba su pareja a las que adoraba. No voy a cuestionar su trabajo o “trapicheos” con la marihuana porque me interesa el ser humano, el ser humano que cambia prioridades, el mismo que se equivoca pero que también rectifica.
Considero y creo que es injusto que haya desaparecidos de primera, segunda y tercera clase. Y precisamente por ello quiero a Rafi, su madre y represente a todas las familias de desaparecidos. Sea la persona gitano o payo, da igual, yo veo una madre. Al igual que Isabel Movilla , la madre de Caroline del Valle como veo a Isidro y Rosa, padres de Paco Molina. Tantos y tantos que no cabrían en montones de folios y que trataré de ir dando voz.
Me gustaría recordar especialmente a la familia de Carlos Sierra, el estudiante extremeño aparecido en el río Guadiana. A Beatriz, mamá de Anna y Olivia, ese abrazo gigante. Apenas tuvo eco mediático el caso de Diego Vargas. Solo Paco Lobatón le dio la repercusión e importancia que se merecían con su implicación con todos y cada uno de los desaparecidos sin distinción.
Diego desapareció en el transcurso de un suceso relacionado con el robo o desaparición de una cantidad grande de marihuana y bajo la sospecha de que su socio tendría, supuestamente, algo que ver. Se encontrarían para ajustar cuentas, para hablar y nunca más volvió. Su madre, su pareja, sus pequeñas lo echan de menos.
Pedimos se escuche a esta madre y se investigue y esclarezca una desaparición todo indica no voluntaria. Por todas las familias de desaparecidos en estas fechas.
Autora: Pilar Enjamio Furelos | Psicóloga, escritora, colaboradora en medios de comunicación