Vale. Restrinjamos la capacidad funcional de la Policía. Hasta pedir perdón, o no, pongamos por caso, por actuar cuándo, cómo, dónde y por qué había que hacerlo, esto es, defender un derecho fundamental, una libertad pública; hay tanta casuística que esta firmante, a la sazón miembro de un cuerpo policial que está haciendo su propia conquista hacia una POLICÍA en mayúsculas, no quiere restringir de ninguna manera. Derechos y libertades, una moneda que no puede falsificarse si en la otra cara está una Policía de las características de un Estado democrático. Por tanto estará a lo que toca: velar por los derechos individuales y colectivos.
Atestados desnaturalizados
Según parece, en el Parlamento, sede de la voluntad ciudadana, quieren que la Policía demuestre que lo es, pero el asunto da para polémica. Quizá desnaturalizado la categoría de sus atestados hasta confundirlos, podría ser (?) con un infecto murmullo en redes.
Recuerdo a nuestros lectores de h50 que, en un pasado aún muy inquietante, miembros de la Policía Municipal de Madrid que intentaron salvar la vida a una persona en el distrito Centro fueron durante un tiempo, -gracias a Dios o las pruebas que para la Policía tiene el mismo “ticket comprobante”, creo yo humildemente- los potenciales criminales que le, sin los necesarios “supuestamente”, quitaron la vida.
Está terrorífica hipótesis que helaría la sangre de cualquier profesional de la seguridad pública, tuvo, además, un elemento que a juicio de muchos tardó en aquietar la angustia de este Cuerpo y que, según parecía o se leía en redes, dejaba muertos por el camino.
Las imágenes, los testigos, la verdad se adelantó a acciones, se dijeron muchas cosas, entre ellas interesadas, inconscientes de su competencias o, en todo caso, despreocupadas del desaliento de unos funcionarios de la seguridad pública a quienes el reloj de su vida profesional y de su vida en general se iba, poco a poco pero inexorable y dolorosamente paralizando.
El pulgar del César
No dudaron en dar todo lo que pudieron por salvar la vida a una persona, pero entonces se dijo por quien fuera, qué importa, que habían hecho lo contrario. A ellos, debió de ser así, imagino; les faltó aire para respirar y quién sabe si su hogar y familia congeló su día a día por de los dimes y diretes digitales. Dependían de que un pulgar apuntara hacia arriba y resultaba perezoso a la vista de tanta angustia, a la vista de la muerte de una persona, nada menos.
A estos compañeros se les entregó la alta condecoración de la Policía Municipal de Madrid, la Medalla al Mérito Profesional, porque resulta que no “habían matado”, habían intentado por todos los medios salvar la vida, una vez más y tantas como sea preciso, de una persona, que presentaba un gravísimo problema cardiaco. Mencioné sus nombres el día de la concesión de la Medalla y su dignidad, a la hora de recibir una condecoración en lugar de una soga; creo estar en condiciones de asegurar, estaba Igualmente incólume. No olvidemos que son profesionales de la seguridad pública que se han formado y prometido cumplir con la Constitución.
Derechos y deberes
Como se menciona tanto a la Ley de Leyes, por favor, no perdamos de vista que es la razón de ser de nuestros derechos y de los demás, es decir, deberes para con los derechos de los demás, ya lo hemos mencionado.
- ¿Hay que pensar que la Policía es sospechosa y que su palabra, atestado, es papel mojado frente a miles de testimonios tuiteados, por ejemplo?
- ¿Quién descubrirá que el sospechoso es autor de un delito de vulneración de derechos y libertades?
- ¿Alguien a quién le va en ello un trozo más de un pastel con porciones contadas por ser, precisamente de todos?
- ¿Animamos a sospechar gratuitamente de la Policía? De toda?
Pese a su formación y digamos “juramento hipocrático” para con la Constitución y su Título I, pero con el resto también?
Imperio de la Ley
¿Saben una cosa? Nuestros policías son tan conscientes de la autoridad y SERVIDUMBRE que impone su uniforme que, sea cual fuere la novedad legislativa impuesta o coetánea con su función siempre actuarán bajo el imperio de la Ley y al rescate de quienes no son respetados. Tanto más cuanto más vulnerables, sea cual sea su condición.
La Policía, hoy, no es un problema, seguramente. Ni siquiera si les hacen fotos y alguien se divierte o malicia mientras tienen en sus manos lo más serio de una persona que vive con otras: derechos y deberes.
No obstante, para quien la seguridad pública le resulte estrecha, poco competente, vulnerable a fotos y pedradas, tirará, puede ser o no, de seguridad privada. Es lo de siempre. Deseemos que el legislador tenga buenas noches a la hora de dormir. Siempre se trabaja mejor así. Por la cuenta que nos trae a ciudadanía y seguridad pública. Lo de feliz navidad para cuando toque.