El avión procedía de la ciudad argentina de Córdoba cuando hizo escala en Asunción, Paraguay, desde donde despegó rumbo a Madrid con hora y media de retraso tras recibir una amenaza de bomba.
Una llamada anónima informando sobre la existencia de explosivos en una maleta en un vuelo con destino a Madrid, causó la activación del dispositivo de seguridad en el aeropuerto de Asunción.
La llamada correspondía a la voz de un varón y a un número procedente de Alabama, en Estados Unidos.
Tras el aterrizaje en Asunción, personal de la Fuerza de Operaciones Policiales Especiales (FOPE), procedió a registrar el equipaje procedente de Córdoba y el que se iba a embarcar con destino a Madrid.
Uno de los perros especializados en detección de explosivos se detuvo ante una maleta, que al registrarla se comprobó que tenía en su interior una cantidad de piedras que podrían tener restos de pólvora y proceder de una cantera.
Fue entonces cuando se confirmó que la amenaza de bomba era falsa.
La maleta era propiedad de un ciudadano español que declaró que había recogido las piedras en La Rioja (Argentina).