La Asociación Profesional de Funcionarios de Prisiones (APFP), denuncia públicamente los graves hechos ocurridos el 31 de octubre en el Centro Penitenciario de Melilla, cuando a las ocho y media de la mañana y en el módulo de preventivos, al realizar la bajada al patio para comenzar el desayuno, el preso que responde a las iniciales A.N. se encuentra alterado y agresivo.
Este preso, al salir de la sala del desayuno lanza el café y el pan contra los cristales, haciendo un gesto de cortar la garganta a los funcionarios de prisiones allí presentes, saliendo rápidamente al patio, en el que continua dando voces. Por parte de los funcionarios se le intenta tranquilizar y se le ordena que entre a la sala para proceder a su cacheo, esa es la manera de comprobar por si lleva alguna sustancia u objeto prohibido por las normas de régimen interior, momento éste en el que se resiste y comienza a gritar “no tengo padre ni madre y me quiero morir”, por lo que se lanza contra la pared y da un fuerte cabezazo por el que brota abundantemente sangre e intenta agredir a los funcionarios, que se llenan de sangre, recibiendo uno de ellos un golpe en la cabeza.
Al avisar a los jefes de servicio, que se presentan inmediatamente, el preso empieza a insultar y amenazar al Jefe de Servicios diciéndole “hijo de puta, me cago en tus muertos, te voy a matar”, dándole dos patadas, inmediatamente con la fuerza física mínima imprescindible, se le consigue inmovilizar y se usa la contención mecánica para evitar daños a sí mismo y a los funcionarios allí presentes.
Desde APFP desean una pronta recuperación a sus compañeros agredidos, aunque desde la Dirección del centro ni desde la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias se han puesto en contacto con ellos.
Gracias a la profesionalidad de los funcionarios se ha solventado una vez más una situación violenta, no sin que desde este sindicato denuncien que los funcionarios de prisiones trabajan sin medios adecuados a la peligrosidad del medio, sin una formación continua y constante, con una grave falta de personal, sin la equiparación salarial con los compañeros de Cataluña, sin el reconocimiento de agente de autoridad, con la política del buenismo de la Secretaria General de Instituciones Penitenciarias como el Ministerio del Interior que tratan a los internos como los “débiles” del sistema y sin hacer el más mínimo esfuerzo para tratar de solucionar estos problemas y la situación crítica que hay en los centros penitenciarios e intentando culpar a los profesionales penitenciarios de los actos agresivos y malas conductas de los internos, a través de la Inspección Penitenciaria.