Es evidente que la psicopatía va íntimamente relacionada a ritos satánicos y satanismo. Su proliferación la observamos en los casos de templos satánicos en EE.UU. e incluso en España siendo fundamentados por personalidades patológicas.
Por otro lado, muchas de las desapariciones de adolescentes están relacionadas con sectas satánicas y esoterismo. Conductas como la rebeldía, la desorientación, el irritar a su familia a la que cree enemiga conducen al individuo a explorar lo desconocido, a rendir pleitesía ante chamanes o líderes psicópatas que les prometen la felicidad y solución a sus problemas. Seres que no dudan en recurrir a las drogas, técnicas de sometimiento psicológico y hasta incluso sexo grupal.
Recordemos el caso de Patricia Aguilar que, por fortuna, gracias a una excelente investigación policial y la perseverancia del amor de un padre que quería recuperarla lograron un exitoso final.
En el caso de los juegos de rol podemos concluir que provocan agresividad, psicopatía, psicosis con alucinaciones y hasta deseos de extrapolar la ficción a la realidad. Esta semana en O Carballiño en Orense un joven 14 años quiso matar a su amiga de tan solo trece tirándola presuntamente de un segundo piso después de haberla golpeado en la cabeza. Su confesión a los agentes ha sido que quería experimentar el placer de matar. En casos como este es importante investigar su entorno familiar y educacional, también si sufre homofobia o rechazo del entorno. Está constatado que una persona privada de afecto llega a deshumanizarse y que la sociedad acaba convirtiendo a la persona en aquello que se dice que es.
El satanismo es simbología, se adora al demonio, el monstruo hombre y cabra, las cruces invertidas… En un cruce de caminos en Galicia habían aparecido cruces invertidas bañadas en sangre acompañadas patas de gallina, una cabeza de conejo, dos muñecas… Acciones solo pueden ser ejercidas por mentes muy enfermas.
El inicio de estas acciones comienza por el oscuro interés de recurrir a ritos para destruir a una persona objeto de envidia y acaban por atentar contra su vida en la realidad. En ocasiones, también se realizan sacrificios de animales e incluso humanos.
Recordemos el caso del conocido como “caníbal de la Guindalera”. Un joven que llegó afirmar que oía voces en su cabeza que provenían de la televisión y le decían que matase a su madre. Ese fue el argumento que planteó A.S., un joven de 28 años, ante el juez después de acabar con la vida de su progenitora de forma macabra en el Barrio de Salamanca (Madrid).
Un joven norteamericano con una familia desestructurada y objeto de maltrato se aficionó a juegos de rol y conoció una secta satánica. Afirmaba que le dio la felicidad hasta matar a sus padres porque se lo ordenaba el demonio y disfrutaba riéndose al ver correr la sangre. Fue condenado a muerte en Estados Unidos.
El adentrase en lo oscuro, en el inframundo trae consecuencias trágicas.
En el vudú, o posesión de un espíritu que se adentra en un cuerpo humano, el parecer poseído o fuera de sí puede que sea fruto de las drogas consumidas inicialmente. En la otra parcela, hay personalidades, políticas o no, que recurren a la magia para alcanzar poder y consultan con su vidente particular.
En mi opinión, este tipo de conductas pueden ser consideradas como un infantilismo, un rasgo psicopático de no tener empatía con nadie y obsesión por el poder además de ignorancia. Si podemos decir que en el catolicismo una imagen de una Virgen o un santo es terapia positiva y efecto comodín cambiando un esquema mental negativo en positivo. Se llama fe y no hace daño ni a sí mismo ni a los demás.
Autora: Pilar Enjamio Furelos | Psicóloga, escritora y colaboradora en medios de comunicación