Quien se suicida no quiere dejar de vivir, quiere dejar de sufrir.
Desde 2001 hasta finales de 2020 más de 500 compañeros de las FFCCS se han quitado la vida.
La tasa española es de 11 suicidios por cada 100.000 habitantes. La Policía Nacional, por ejemplo, con 65.000 efectivos y 11 casos en 2020, la tasa es de 16,92 por cada 100.000.
A pesar de las cifras alarmantes, desde los organismos estatales no mueven ficha, y cuando lo hacen es para darte gato por liebre, hoy 10 de septiembre, día mundial para la prevención del suicidio, te quieren vender que la DGP han creado un plan antisiucidio cuando en realidad no han hecho nada, te dicen que han habilitado un teléfono para que llames si tienes pensado suicidarte ¿Pero en serio se piensan que quien de verdad quiere quitarse la vida va a llamar para avisarles?
Para que se entienda el disparate es como si mañana publican un teléfono para que los delincuentes llamen cuando se les pase por la cabeza pegar el palo en una farmacia o asaltar una joyería…
Pero es mucho más fácil hacer propaganda para que la gente piense que se preocupan por ellos que destinar recursos en buscar soluciones que funcionen de verdad y protejan a los agentes cuando están pasando por un mal momento.
Los miembros de las FFCCS suelen crear una especie de caparazón para que afecte lo menos posible todas las situaciones de estrés y violencia fruto de las intervenciones policiales o los tratos injustos por algunos superiores jerárquicos cuando no se valoran los méritos y las capacidades para acceder a un determinado puesto de trabajo… Además el hecho de trabajar con un arma en el cinturón hace que estés en tensión la mayor parte de tu jornada laboral, aunque a veces no lo parezca es un estado latente que te mantiene alerta, a pesar de que en su día el señor Félix Azon, director de la Guardia Civil quisiera obviar el factor psicológico diciendo que nada tenía que ver el estrés derivado del quehacer policial y únicamente diera importancia al fácil acceso al medio empleado: el arma.
Hay una creencia errónea que consiste en pensar que los policías no pueden mostrar debilidad, estar mal, llorar o caer en depresión… Y la realidad es que por mucho que te empeñes en ocultarlo con ese caparazón, si a la tensión vivida en tus experiencias policiales le sumas una mala racha en tu vida personal, la mezcla puede ser explosiva.
Al igual que hay enfermedades que no nos damos cuenta que tenemos si no nos hacen alguna prueba específica, hay veces que por las prisas, la rutina, las obligaciones del día a día te acostumbras a convivir con esa sensación de ansiedad y nervios a la que no das importancia pero que poco a poco va haciéndote daño.
Desde nuestra asociación “Una Policía para el Siglo XXI” proponemos la creación e implantación del Delegado de Recursos Humanos en todas las dependencias policiales https://policiasiglo21.wordpress.com/delegado-de-rrhh/. Esta figura sería ajena al mando de cada dependencia y alguien cercano con cualidades que inspiren confianza entre los agentes. Será garante de que todos los puestos sean ocupados por los mejores, en base a concursos de méritos tasados, y vigilará periódicamente la salud física y metal de los agentes, su estado anímico, su nivel de estrés, además de ejercer de árbitro en temas de conciliación y resolución de conflictos internos y de garante de la neutralidad en la imposición de castigos y en la concesión de recompensas.
Pero mientras llega alguien con más luces y mas capacitado que algunos de los responsables que tenemos actualmente que se atreven a decir que la proporción de suicidios entre miembros de las FFCCS es mayor porque tienen pistola, os propongo el reto: #CompañeroComoEstas?
¿Cuántas veces le haces esa pregunta a tus compañeros? Piénsalo, seguramente menos veces de las que a muchos les gustaría recibirla. Es una pregunta sencilla y seguramente ayude a muchos policías a compartir contigo eso que les preocupa o no les deja dormir, a liberar esa tensión de la que en su casa no pueden hablar ya sea por no preocupar y a la vez querer proteger a su familia o por encontrarse solos y no tener con quién hablar.
Cuando tengas ocasión habla con tus compañeros, llámales por teléfono o escríbeles un WhatsApp, que sepan que al otro lado hay alguien con quien hablar, si es con una cerveza o un café de por medio mucho mejor. Hoy que vivimos en el mundo de las prisas, donde las relaciones afectivas que refuerzan la unidad de un grupo se están perdiendo cada día más, se hace muy necesario mostrarse abierto y dispuesto a escuchar a esos policías que sin duda sabes que darían la vida por cualquiera de sus compañeros si una intervención se complica pero que sin embargo no comparten con ellos esas preocupaciones que no pueden sacarse de la cabeza.
Tus compañeros te verán como alguien más cercano, ese pilar en quién poder apoyarse cuando las fuerzas fallen y quién sabe si le estarás salvando la vida sin que ni tú ni el lo sepáis.
Te reto: #CompañeroComoEstas?
Sergio De La Torre.
Coordinador de Una Policía Para el Siglo XXI.